ENTRADA DESTACADA

AQUEL QUE NOS AYUDA!

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Salmo 121:                              1- Al contemplar las montañas me pregunto: "¿De dónde vendrá mi ayuda? 2-Mi ayuda vendrá del Señor, creador del cielo y de la tierra. Este Salmo es el segundo de quince Salmos que comprenden del 120 al 134, y se les llama en hebreo "Canto gradual" o "canto de las subidas" : Su título se debe a que eran cantados por los peregrinos que subían a Jerusalén , especialmente en las tres grandes fiestas del pueblo judío ( éxodo 23:14-17) ¿Saben que Jerusalén está a más o menos 750 metros sobre el nivel del mar y ellos debían subir por tipos de gradas o escalones? Imaginémosle subiendo para llegar allí.  ¿Cuánto tiempo les habrá insumido?  ¿Cuántas cosas habrán ocurrido mientras iban allá?  ¿Cuánta fatiga? ¿Cúantas veces habrán quedado sin aire? ¿Y cuando subían en familia?  Porque ellos no eran de tener un solo hijo por familia, como vemos aquí en Italia, o Europa ¡ no! Más hijos tenían, más felices y bendecid

¡ VALE LA PENA!




1 Crónicas 11: 2 a           

" También antes de ahora, mientras Saúl reinaba, tú eras quién sacaba a la guerra a Israel, y lo volvía a traer..."
Saúl representaba un gobierno confuso, vacilante, aún estando el profeta Samuel a su lado, Saúl caminaba en desacuerdo con Dios. 

Así que Saúl representa todo aquello que habla como Dios pero no actúa como Dios.

Ese gobierno, esa influencia negativa no influyó sobre David.
David sabía que lo correcto era animar al ejército de Dios en las batallas, esa era su misión o su propósito dentro del palacio del rey; no permitía que perdieran la motivación y el porqué vivir.  

David sabía que debía salir con ellos a la guerra pero que no debía perder a ninguno; que salía para regresar con todos, y no para extraviarlos, murieran o que se perdieran.

¿Pero cómo podía ser de esta manera David, como podía reaccionar así?

David amó al ejército de Israel,  tanto como amó las ovejas de su padre.

¿Pero cómo pudo amar David las ovejas de su padre, siendo su padre tan duro en su trato con él?

También cuando cuidaba de éstas, estaba bajo una autoridad confusa. Su padre siendo él, el menor, lo dejaba noches y días solo en medio del campo, sin importarle si era devorado por un león o un oso. 
Los hijos mayores estaban en la casa, mientras que David debía arreglárselas solo, y era responsable de cada una de esas ovejas por las que debía rendir cuentas. (1 Samuel 16: 3-11)
David aprendió a obedecer y a ser responsable, a amar a su padre y respetar su autoridad aunque se sintiese abandonado, menospreciado y solo, más allá de las condiciones reinantes.
David aprendió a gobernar sus sentimientos y someter sus emociones. 

Muchos "hacemos" si nos valoran, si nos elogian, si nos cuidan, si nos reconocen;  El,  amó las ovejas de su padre,  porque las veía indefensas e inocentes. 
Las cuidaba, las protegía, y las defendía de leones y osos (1 Samuel 17:12-15;  17: 17 - 20).

 Proverbio 16: 32b 
"Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad"  

David amaba. David tenía un corazón ancho y justo.
El solo sabía que debía defender al indefenso.
Defendía a sus ovejas, porqué lo necesitaban; defendió al ejército de Israel de Goliat, porqué lo necesitaban; defendió la vejez de su padre al obtener la exención de impuestos, porque lo necesitaba
 (1 Samuel 17:25 b " eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel" compárese  con
1 Samuel 17:12 b "y en el tiempo de Saúl este hombre (Isaí) era viejo y de gran edad entre los hombres"
Ellos que se sentían fuertes necesitaban de un David que los defendiese.
David no sabía odiar, aunque era un guerrero; no era cruel aunque era un luchador.
David no era rencoroso, porque sabía pasar por alto la ofensa, era prudente (1 Samuel 17:28; 1 Samuel 18:11-14)

David conquistó su espíritu, así como sus emociones y sentimientos. No era afectado por ellas. 

A David no le afectaba el tiempo, si llovía o había sol, si era noche o era día, si había para comer o tenia abundancia de comida,  para hacer su trabajo. 
No dejaba de cumplir con lo que era justo, si lo amaban o dejaban de amar, Él lo hacía.

El rey Saúl contrariamente, cuando no era exaltado o reconocido por su gente caía en depresión, dudando de quién era y a lo que había sido llamado. 
Fluctuaba en su rol, gobernando con debilidad, insensatez y temor. 
Los sentimientos, así como sus emociones enfermas hacían de Saúl un púsilamine.
Un rey no creíble. 
Un necesitado de ayuda, de salvación.

Puedo decir que veo en David, a mi Cristo.
David  llegó a tener un corazón conforme al de Dios. 

Un corazón que revela el corazón de Jesucristo: quién tiene un corazón perfecto. 

¿Cómo un hombre como David pudo tener un corazón como el de Dios?

No solo David pudo tenerlo, también nosotros podemos lograrlo.
¿Cómo? 
David no miraba su entorno, no se atormentaba recordando su infancia, la crueldad de su familia, el abandono de su padre, etc,. 
Él no dejaba que sobre su vida decidiera el pronóstico meteorológico, la bolsa de cambio, el presidente de turno, el jefe de su fábrica, sus compañeros de estudio, o la vecina de enfrente. 
Tampoco permitió que la influencia espiritual lo hiciera combinar bien con mal, verdad con mentira, duda con fe.
David se fortaleció en Dios, se fundió en Él e hizo conforme Dios lo enseñaba con su Palabra.

Esta frase me estremece " También antes de ahora" ¿qué significa esto, qué quiere decir con ello? 
Es el pasado. 
El pasado parecería que es como la muerte. Que todo lo que quedó allí  ya no regresa: vivencias, personas, momentos, palabras, actitudes... sin embargo, el pasado habla a través de nuestras obras, a través de nuestro testimonio y a través de todos los que nos conocieron. 
De algunos habla mal y de otros habla bien, estos serán los frutos que recogeremos: los reconocimientos que nos llevaran a mejores cosas o no. 
Para David el pasado había dejado lugar al presente, y en ese "ahora" era reconocido y recompensado todo su esfuerzo, su determinación, su abnegación, y fidelidad. 
En ese "Ahora" había muerto el rey Saúl y todo el pueblo de Israel, que no había pasado por alto su manera de conducirse lo llamó y lo ungió como su nuevo rey.

Vale la pena mantener nuestra integridad, nuestros principios del reino de Dios, enseñados por el Espíritu Santo a través de la palabra y grabado a fuego en nuestras almas por las pruebas.

Vale la pena haber mantenido nuestra fidelidad bajo la opresión, las tentaciones, las ofertas deshonestas, el caos, la falta de firmeza y legalidad de las autoridades que tuvimos.
Vale la pena haber defendido al inocente, al indefenso, al que estaba desorientado, al perdido. 
Vale la pena no haberse dejado llevar por los sentimientos y las emociones desbordadas, Vale la pena no haber sido detenidos por las distancias, el clima, la escasez o la abundancia.
 Vale la pena porque todo, todo eso contribuyó a que hoy tengamos un corazón conforme a Dios, un corazón de siervos. ¡Aleluya!

Sea quién sea quién reine sobre ti, sea quién sea quién ejerza autoridad, sea esa autoridad legal o ilegal, sea  justa o injusta no dejes de ser quién eres y de hacer lo que debes hacer en Cristo Jesús, nuestro verdadero Rey, 
pues todo por él ¡vale la pena!

Dios te bendiga
Pastora Sara Olguín.



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