ENTRADA DESTACADA

LA PODEROSA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO

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               2 Reyes 4 Una mujer había quedado  viuda y endeudada y con el riesgo de que sus dos hijos perdieran sus libertades. ¿Qué hizo? Llegó hasta lo último y luego clamó a Dios.  ¿Y de que manera clamó a Dios?  Visitando al profeta para hallar dirección de Dios para su vida. Así acostumbramos hacer muchos de nosotros, muchas de las veces en que nos encontramos en situaciones que llegaron al límite y ¿qué hacemos?  Esperamos hasta que el agua nos llegue al cuello para orar, y pedirle a Dios qué debemos hacer. Lo vemos con el pueblo de Dios en Éxodo 3:7   Esperó hasta perder sus libertades para clamar a Dios,  Así como en Jueces 6: 7 Aquí también vemos al pueblo escondido y lleno de miedo a causa de los Madianitas, pero que por último claman a Dios, para recibir dirección y ayuda.  Siempre sucedió así por causa de alejarse de Dios, de desoírlo, y de sentirse ellos sus propios dueños para hacer las cosas a su manera.  Dice  Jeremías 2:13 -Porque dos males ha hecho mi pueblo: me de

LLEVÁNDO LAS CARGAS DE OTROS

Gálatas 6: 2 " Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo"

¿Qué son las cargas? 
Muchas veces confundimos cargas con pecados.
 Y creemos que nuestro deber es acompañar el pecado de alguno mientras nos alejamos de quién está padeciendo un momento de duelo, pérdida, divorcio, escasez...
  
 Hay una frase que corre por Facebook, que dice que es "mejor alejarse de personas conflictivas, porque te cargan",  y ¿cuál es la ley de Cristo para el Hijo de Dios, sino que ayudemos, apoyemos, consolemos, asistamos y aconsejemos con la Palabra a quienes están atravesando un valle de sombra en sus vidas?

El pecado no es para ser carga ni cargado por un hijo de Dios, quién debe ser él mismo quien lo quite de su vida Hebreos 12:1, "despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia"
Mientras que la "carga" de la aflicción, de la prueba, de la tribulación, de la necesidad, debe ser recibida por el Cuerpo como la oportunidad de cumplir la ley de Cristo, nuestro legislador que nos hizo libre para servir en amor a nuestros hermanos de la fe, y dar testimonio entre aquellos que no lo han todavía conocido. 

Hermanos no nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos: prestemos nuestros oídos, boca, brazos y corazón al Señor para ayudar a los atribulados, y no nos alejemos de los que para otros son una carga imposible de llevar.
 Dios te Bendiga 
Pastora Sara Olguín


Ministerio Casa de Pan.

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