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NEHEMÍAS, UN COPERO DE ORACIÓN

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                                                                        Nehemías fue tocado en su corazón por la condición de los que habían quedado de la cautividad, y por la muralla y las puertas destruidas por el fuego. Él sí, había sido uno de los que salieron desterrados a Babilonia, y ahora como Copero del Rey Artajerjes y estando en la ciudadela de Susa, escuchó una noticia muy triste que lo llevó a hacer algo que marcó a la ciudad de Jerusalén y a los que habían quedado en ella, como a los que estaban desterrados.   1- Nehemías se sentó a llorar . Nehemías 1:3-4   Lo primero que sentimos hacer,  ante malas noticias es llorar.  Cuando algo que no esperábamos nos sorprende, entonces las emociones se nos descontrolan, y a muchos nos brota el llanto, como a Nehemías. Con esto digo, no que es pecado llorar, no que es falta de Fe,  sino que llorar es una necesidad del alma, para expresar nuestro dolor, y a veces tambien alegría. Cuando dice la palabra  "se sentó a llorar" n

COMO VERA' EL MUNDO NUESTRA FE?

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Santiago 2: 18 cita "Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras". El mundo verá tus obras y Dios verá tu fe. No quieras que el mundo vea tu fe, porque los ojos del mundo no son espirituales ( San Juan 14:17 ). La fe es para agradar a Dios, creyendo que el existe y nos recompensará. Nuestra fe, si es que tenemos fe, nunca será para agradar a los hombres, porque Hebreos 11:6 dice "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" . Nuestras obras son para manifestar a Dios ante el mundo, cuyos ojos ven las cosas naturales.     Si crees en Dios haz tus obras en el mundo y tu fe será vista y recompensada por El mismo. Quien obra siendo indiferente a Dios, lo que hace es vacío de fe. Mateo 26:6 habla de una mujer que entró a la casa de un fariseo llamado Simón y derramó s

¿LIBRES O CAUTIVOS?

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Lucas 1:74-75 ...."Que librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos. En santidad y justicia delante de El, todos nuestros días" En los días de presentación de nuestro Señor Jesús, en el templo, vivía una mujer llamada Ana, que pertenecía a la casa de Aser, hija de Fanuel, la cual había estado casada por 7 años, y había quedado viuda desde hacia 84 años, tiempo durante el cual no se apartaba del templo.  El mismo templo en el cual se estaba presentando a Jesús.  Dónde ella había servido de noche y de día con ayunos y oraciones, pidiendo a Dios por Aquel que ahora, por la Gracia de Dios contemplaba y declaraba a todos que la Redención de Israel, se había manifestado. Ana era parte de un pueblo, que el diablo había sujetado a esclavitud. Esa esclavitud le había impedido que se ofrecieran voluntariamente, como diferentemente, lo había hecho Ana. Pero ahora, este pueblo  iba a poder venir a presentarse, en santidad y justicia, delante de Dios , todos

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