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LA MANO DE PAPA

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Hace casi 30 años atrás, cuando corrían los primeros días de mi conversión a Cristo y en un regreso, de una de mis primeras reuniones con la Iglesia, ocurrió esto que les contaré y que nunca, nunca he podido olvidar ni olvidaré jamás. Venía regresando tarde de la reunión y traía conmigo un cassette de música de alabanza y adoración, que me habían prestado y una de las razones por lo que quería llegar rápidamente a casa, era la de oír por  primera vez  toda aquella nueva y diferente, música.  Así que en el auto que nos traían,  veníamos cantando, orando y llorando y muy embargada por esa Presencia Gloriosa de aquella hermosa reuníon, le pedía a Dios que no me soltará, que no me dejará nunca. Luego, cuando llegando a casa, mis amigos y yo entramos, y como yo traía a mi  hijito dormido en mis brazos, me dirijí hacia la habitación de mi pequeño y mis amigos fueron hacia la cocina a fin de prepararnos algo rápido para comer, ya que era muy tarde, antes de eso,...

YO VERÉ A DIOS EN SION

                                                                                 


Yo veré a Dios en Sion, sí lo veré...

Salmo 84:

4-¡Felices los que viven en tu templo
y te alaban sin cesar!
5- ¡Felices los que en ti encuentran ayuda,
los que desean peregrinar hasta tu monte!
6- Cuando pasen por el valle de las Lagrimas
los convertirán en manantial
y aun la lluvia lo llenará de Bendiciones;


¡Aleluya!

Los que desean peregrinar hasta tu monte, Señor, son aquellos que no detienen su alabanza cuando cambia la situación dichosa por una de tristeza; Son aquellos que buscan su socorro de toda situación, en tu presencia.
¡Esos sí, que son Benditos!
Porque aprenden a cambiar sus valles de Lágrimas en manantiales y aun de ellos hacen el motivo para que les lluevan las bendiciones.

Y cuando tu dices Valles de lágrimas, no son algunas lagrimitas en un vasito, o fuentecita, hablas de grandes espacios como lo son los valles, y no uno, sino muchos!


¿Quién es el dichoso que puede ser feliz de llorar tanto; de no cansarse de estar en pruebas, de que le fallen o abandonen, de que se aprovechen de su bondad, de que lo usen y despojen?

¡Pues ése, dice el Salmista que es Feliz!

¿Quién es el que puede con tu ayuda y tu socorro transformar cada valle de lágrima, tiempos, trayectos, en una ocasión para que se derramen como lluvia tus bendiciones?

Pues ése dice el Salmista que es Feliz!


Yo he visto gente robusta en tu pueblo y ahora comprendo
¡Cómo se han hechos fuertes!

¡Estos son los que Verán tu rostro Dios Supremo, en Sion!
¡Me empeñaré en ser feliz, como son ellos y no habrá nube ni noche que anule mi fuerzas!

¡Me empeñare a que mis valles de Lágrimas se conviertan en el motivo de que tus lluvias traigan, solo, tus muchas bendiciones!

¡Haré de mis valles de Lágrimas: Manantiales, pues sí, no dejaré que me venzan las amarguras y los fracasos sino que ellos serán los manantiales adonde, llevaré a mi alma a reposar!
¡Subiré a tu Monte, sí Señor, día tras día subiré a tu monte, aunque el peregrinar hacia el mismo pueda llevarme por estos valles yo sé que mis fuerzas aumentarán!
Porque yo también Amado Dios supremo, quiero llegar a Sion y ver tu Rostro.

¡Dios te bendiga!
Pastora Sara
Olguín

Comentarios

  1. Gracias nuevamente, Pastora Sara, por compartir está palabra... Por hacernos ver de una manera distinta, muchas veces pasamos por algo que nos hace llorar, muchas veces nos quedamos en esos valles y no logramos transformarlos, pero nuevamente, está palabra nos anima a levantarnos y pensar en cambiar la situación a una bendición. Gracias!

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