EL LUGAR DE LA ORACIÓN

Lucas 11:1                                                               

“Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.”

Jesús estaba orando en “un lugar”

Ese lugar puede ser natural o espiritual. 

Tu puedes estar orando en tu habitación, un lugar natural pero estar en el espíritu en otro lugar. Miremos al Apóstol Juan estaba encerrado en la Isla de Patmos pero cuando estaba orando en ese lugar, fue llevado en su espíritu al cielo. 

Para quienes lo veían él estaba allí tal vez en el patio de la cárcel, orando, pero espiritualmente estaba en otro lugar. (Apocalipsis 1:9 y 4:1)

Miremos al profeta Ezequiel, estaba orando junto al río Quebar pero su espíritu fue llevado a otro lugar. (Ezequiel 1:12) 

Y dice que cuando “terminó”, en Lucas 11:1, uno de sus discípulos le dijo: -Señor enséñanos a orar, lo mismo que Juan ensenó a sus discípulos. 

    • No solamente debemos orar constantemente, sino hacerlo en el lugar que Dios nos pida, y no dejar de orar hasta “terminar ese tiempo de oración” 

Muchas veces somos interrumpidos, o interrumpimos nosotros mismos ese tiempo, y hay muchas oraciones que no terminamos, podemos salir de ese lugar creyendo que sí lo hicimos pero el tema no ha quedado totalmente revelado a nuestro espíritu, y podemos entender algo erróneo, muchas veces tenemos premura por terminar, o nos interrumpen y no podemos volver más a terminar el tema, con Dios.

¿Qué sucede entonces? 

Que muchas veces mientras oramos somos preparados por Dios para cuando salgamos de ese lugar al que fuimos llevados por la oración que iniciamos.

Cuando Jesús terminó salió, e inmediatamente, un discípulo le preguntó, algo que quizás él había recibido por el Padre para dar. ¿Y por qué pudo haber recibido del Padre exactamente lo que le iban a pedir sus discípulos? Porque salió de ese lugar, cuando terminó el tema con Él.

Muchas veces recibimos en el dialogo con Dios mientras oramos (Orar es dialogar con Dios) enseñanzas, revelaciones y preparación para lo que se acercara después, que pueden ser hechos o personas.

La cosa es que debemos entrar y estar, siempre, en Oración en ese lugar!

Ese lugar es el lugar que ahora tienes y puedes entrar, permanecer y salir, conforme a tu nivel espiritual. 

No puedes querer estar en el lugar que otro ocupa de oración sino que en tu lugar es dónde recibirás preparación, a medida que ores irás siendo preparada para que cuando termines de orar sea en el tiempo natural (como vemos aquí) sea en el tiempo espiritual (esto tiene que ver con otro nivel espiritual al cual entrarás) puedas dar de lo que recibiste en la Oración.

Y ese lugar espiritual, a veces es tu nivel espiritual y a tu nivel espiritual de oración llegas por las circunstancias por las cuales entras: Sufrimientos, enfermedad, dolores, pérdidas, traiciones, separación, etc.

El problema no es como entres al lugar de Oración sino como sales del mismo.

Pues el problema te lleva a la lucha y la lucha te lleva a la oración y la oración te levanta, te prepara, te revela y te enseña, te prepara para otro lugar espiritual más alto. 

Habacud 3:19 

El Señor, mi Dios, es mi fuerza; da a mis pies agilidad de gacela y me hace caminar por las alturas.

¡Allí está el lugar secreto, revelado por Dios en la Oración, donde nos sana, nos renueva, nos sacia y nos revela su Verdad, Aleluya!

Dice que cuando finalizó su tiempo de oración un discípulo se le acercó y le pidió.

Y ya sabemos que para responder a un discípulo, primero Dios te los da porque ya has sido preparado para formar a otros, y segundo porque la respuesta a un discípulo no es la misma que la que recibe el resto. 

Tu debes saber qué tienes de parte de Dios para responder a un discípulo, no le puedes responder lo que tu piensas, o sientes, o crees, no, sino todo lo que se te ha sido enseñado de la Palabra y lo que el Espíritu Santo de Dios te esté revelando en la Palabra.

    • Así que cuando “termines de orar”  (de hablar un tema o muchos temas con el Señor) vendrán los que te pregunten,y tú de parte de Dios tendrás qué responder.

    • Ya no entramos a ese lugar, a hablar, a orar por nuestras cosas, vamos creciendo, vamos ascendiendo, nos van importando los temas que le importan a Dios, que son por y para su Reino.

Ahora un discípulo es uno que está observando lo que dices y lo que haces, y él sabe muy bien de quien está aprendiendo. 

Él sabe que hay otros maestros (los discípulos podrían haber ido a Juan, el Bautista por ejemplo) a los que les podría preguntar, pero él vendrá a ti.

Los buenos maestros preparan discípulos para que anhelen y sean capaces de seguir a Dios, a Jesús. No a ellos.

Juan fue un buen profeta pero también un buen maestro, él preparó a esos discípulos para seguir a Jesús en cuanto lo vieran.

Pero todo esto lo dejamos para otro oportunidad que Dios nos permita.

Que Dios te bendiga

Pastora Sara Olguín.