Como
padres debemos saber que nuestras actitudes, y un poco también las
palabras, forman a nuestros hijos en aquellas virtudes o valores que
tal vez no encontraran en el medio en que se muevan, o serán
escasos, o puede ser que también otros participen en sus mismas
apreciaciones morales.
Por
eso humanamente se los podemos transferir, conforme a nuestro juicio
o conciencia, careciendo de ellos, o abundando.
Pero
espiritualmente más aún podemos transferirles, conforme a los
principios y valores de Dios que son incorruptibles, esto quiere
decir que los nuestros pueden llegar a ser corrompidos e
inestables mientras que los de Dios son inalterables e inalienables.
Por
eso Dios nos forma. ¿Cómo? Nos habla en
la meditación y comunión que tenemos con él, como Padre( y no como
vendedor de bendiciones, o proveedor de supermercado), y luego, nos
lleva al campo de la vida, a experimentarlas.
Resulta
que es ahí, en esa área, que no nos gusta improvisar, ni avanzar.
Que
es ahí justo donde nos
encontramos segurísimos, estamos
cerquita
de Papá y con lo que nos enseñó y asimilamos, ya
nos
dándonos
por satisfechos pero ¡Papa, no!.
Isaías
54:2
nos dice: “Ensancha
el sitio de tu tienda y las cortinas de tus habitaciones sean
extendidas…”
El
sitio de tu tienda.
Es el terreno que tú ya tienes por conocido, en el hábitat donde
te encuentras seguro (aunque ese lugar se llame conformismo o sea
conseguido) Imaginemos: Un trabajo chévere, todo guay, hace años
que estás ahí, nadie te molesta, ganas bien, te aprecian, pero de
un día para otro, te notifican que estás dentro de una lista de
posibles despedidos, y entonces: terror, ansiedad, afán, negación
todo de una sola vez. Y piensas
La
primer causa por la que nos negamos a crecer, a dar un paso de
cambio. A Enfrentar una nueva situación es por la fatiga de
“volver a empezar pasando por los mismos momentos que quedaron
guardados cognitivamente, en nuestros pensamientos y recuerdos, es
como que una casa que has construido, se te desplomase, y debieras
que tener que reconstruirla, con todo lo que ello trae. A veces nos
auto-condicionamos a que no somos capaces a comenzar dos veces lo
mismo, o pasar otra vez lo mismo. ¿por qué? Porque Nosotros
interiormente queremos que nos den las cosas preparadas, entonces las
tomamos y las introducimos en nuestra tiendita, donde no sentimos a
gusto y seguros, pero Dios como papá (formador) nos quiere hacer
personas valientes, y desafiantes, capaces de permanecer intactos
ante cualquier cambio, ante cualquier quiebre que debamos pasar, y a
la vez flexibles para poder cogerlos y dominarlos, subyugarlos, y no
ser subyugados.
“Las
cortinas de tus habitaciones”
En
aquel tiempo, ellos dividían las distintas habitaciones, en nuestra
mente son los muros que dividen las celdillas cognitivas, donde
guardamos cada cosita en su lugar (recuerdos olores, sabores,
sensaciones, dolores, etc) Ahora cuando viene un cambio (y siempre
tienen que venir sino caes en detenimiento, no creces, no prosperas,
no maduras) los primeros obstáculos son esas cortinas, esos muros,
separando, encapsulando todo lo nuevo dentro de todo lo viejo y que
dijo Jesús
Mateo
9:17 “Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los
odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino
que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan”,
así que aquí Dios se lo estaba diciendo a una mujer que iba a
entrar en una nueva temporada en su vida, y que ese estado debía
producirse primero, desde su interior, debía abrir sus cortinas,
quitar los muros, espaciar su mente
no
comparar lo que viene con lo que se tiene guardado.
Cuando
se derriban esas divisiones mentales debe ser para ampliar nuestra
percepción de lo nuevo.
Para
tener una percepción más amplia, no escasa, no mediocre.
Tengo
que ocuparme en investigar si hay adelantos nuevos, talvez hay
progresos que ahora reemplazarían mucho de mis primeros esfuerzos
cuando no lo habían.
Así
que si queremos respuestas de oraciones, si queremos cambios buenos y
grandes que nos traerán mayores cosas buenas y grandes donde seremos
nosotros los que intervengamos en ello, debemos estar preparados para
“modificar,
ampliar, y dar paso a ideas nuevas” en nuestra celdillas mentales.
“Alarga
tus cuerdas…”
Ensanchar
mi tienda, mi lugar de movimiento, me debe llevar a ensanchar también
mis redes relacionales, sin perder las que hasta ahora tuve, es más
llevarlas hacia lo nuevo.
¿Por
qué? Porque Dios confía en mí, como un palo que endulza las aguas
amargas, que trae bien a los que me rodean, Dios piensa de mí que
soy una pieza especial, un vehículo que lleva y trae bendición.
Efesios
4:16.”soy una coyuntura” “un nexo”
Cambia
esto con el poder de Dios, ya no más de esperar que entren a tu
espacio a ayudarte, eso ya lo hizo el Señor, ahora estás en tierra
de libertad, no vuelvas a levantar muros, y cortar las cuerdas de tus
estacas a fin de no permitir que entren otros a tu círculo.
“refuerzas
tus estacas”
Si
amas la transformación, si anhelas ser llevado de gloria en gloria,
de más en más espiritualmente (revelación) emocionalmente (madurez
intelectual ) físicamente (bienestar) materialmente( prosperidad en
todas las cosas) debes darle importancia a tus “estacas”.
Y
siempre que entres en una temporada de cambio, de ampliación, de
crecimiento, evaluarlas y si están frágiles no cambiarlas, sino
reforzarlas,
Pero
¿qué
son las estacas?
Son
los Principios y Valores Santos, los fundamentos de quien eres tú en
Dios.
Incambiables,
intransferibles, incorruptibles, insobornables, invendibles o
inajenables.
Salmo
11:3 “Si fuesen destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el
justo?
Los
fundamentos, las bases de lo que se edifica: en las vidas, en la
sociedad, en las familias, están siendo destruidos, miremos hacia el
lado que miremos todo parece derrumbarse, corrupción, inmoralidad,
pero que haremos nosotros, huiremos, nos encerraremos, renunciaremos
a los fundamentos santos de Dios, a sus principios? Nooo, sino que
REFORZAREMOS
LAS ESTACAS,
Y LA CASA, NUESTRAS VIDAS, NUESTRAS FAMILIAS, NO CAERAN, PORQUE
JEHOVA ESTA EN SU SANTO TEMPLO, SENTADO EN SU TRONO. (VERSICULO 4)
“Refuerza
tus estacas, alarga tus cuerdas, extiendes generosamente las cortinas
de tus habitaciones y así ensancharás el sitio de tu tienda.
“El
sitio: es tu territorio.”
1
crónica 4:9 “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, y su
madre lo llamó Jabes, diciendo: Porque lo di a luz con dolor.
10-Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si en verdad me
bendijeras, ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y
me guardaras del mal para que no me causara dolor! Y Dios le concedió
lo que pidió.”
¿Cómo
fue JABES? Más ilustre, el más famoso, que todos sus hermanos.
Pero
Jabes había sido marcado para ser todo lo contrario, una persona que
solo inspirara, trajera, y viviera en el dolor.
¿Qué
pides tú a Dios?
Tener
“Territorio” es tener reconocimiento: de quien eres, gobierno,
influencia.
Pues
en tu sitio, tu eres el que gobiernas (y conforme gobiernes darás
cuenta.)Es tuyo, Dios te lo dio.
Todos
nacimos con un territorio asignado, pocos lo descubren. Pocos lo
valoran, muchos lo desechan.
Mira
había un pobre que era pobre, y en su casa había abundancia de pan,
pero el pobre miraba su pobreza, y ese era para él su territorio.
(Proverbio
13:23)
Había
otro que también tenía un buen campo pero siempre dejaba para
mañana lo que podía a hacer hoy en ese campo, como cortar el pasto.
(Proverbios
24: 30 y 31)
y su campo se llenó de miseria.
Pero
había otro que defendía su sitio, con espada (palabra) y todo lo
que se le había dado, era David, que cuidaba las ovejas de su padre
poniendo su vida contra leones y osos, por eso Dios lo vio y le
agrandó su territorio ( influencia) y lo fue preparando para ser su
Rey.(1
Samuel 17:36)
Dios
viene de tanto en tanto, nos visita, con el deseo de darnos más
territorio, pero la aprobación es, si yo respondo a lo que la
palabra, en lo espiritual como en lo natural, me exige:
reforzar
la verdad en mi corazón
que
sus principios sean las leyes de mi corazón para moverme dentro de
mi sitio.
Alargar
las cuerdas, abrirme a relaciones nuevas y bendecir las que tenía
con ellas.
derribar
los muros que esconden la luz de las nuevas ideas que hay en mí,
reconociendo que, si me sigo manejando con mis viejas percepciones
cognitivas (esto ya me paso, ahora sucederá lo mismo) estaré
encasillada en lo viejo.
Y
que eso no traerá ensanchamiento de mi círculo, territorio,
espacio de influencia y gobierno.
Entonces
podemos leer Isaías
54. 2
de esta manera: “Si
refuerzas tus fundamentos, alargas tus relaciones, derribas los muros
mentales, que encasillan a
tu mente en lo que necesita renovarse, tu territorio será
ensanchado, abarcarás más y tendrás más influencia, más
gobierno, más favor para causar más bien sobre más territorio.”
Aleluya!!
Dios te bendiga,
Pastora Sara Olguín
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