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AQUEL QUE NOS AYUDA!

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Salmo 121:                              1- Al contemplar las montañas me pregunto: "¿De dónde vendrá mi ayuda? 2-Mi ayuda vendrá del Señor, creador del cielo y de la tierra. Este Salmo es el segundo de quince Salmos que comprenden del 120 al 134, y se les llama en hebreo "Canto gradual" o "canto de las subidas" : Su título se debe a que eran cantados por los peregrinos que subían a Jerusalén , especialmente en las tres grandes fiestas del pueblo judío ( éxodo 23:14-17) ¿Saben que Jerusalén está a más o menos 750 metros sobre el nivel del mar y ellos debían subir por tipos de gradas o escalones? Imaginémosle subiendo para llegar allí.  ¿Cuánto tiempo les habrá insumido?  ¿Cuántas cosas habrán ocurrido mientras iban allá?  ¿Cuánta fatiga? ¿Cúantas veces habrán quedado sin aire? ¿Y cuando subían en familia?  Porque ellos no eran de tener un solo hijo por familia, como vemos aquí en Italia, o Europa ¡ no! Más hijos tenían, más felices y bendecid

¡NO PIERDAS EL HORIZONTE!



Lucas 13: 22 "Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a
Jerusalén"
Jesús sabía que su objetivo era la Cruz, y para eso iba hacia Jerusalén, él no olvidaba ni renunciaba a ello, pero esto no le impedía enseñar en todo lugar por donde debía pasar.
¿Cuál es tu destino, hacia dónde vas, y que te encomendó Dios que hagas?
Saber hacia dónde vamos y asumir lo que sí o sí debemos hacer, nos permite ser productivos, responsables y precisos.
Nada nos puede dispersar o desanimar cuando sabemos esto con toda seguridad, por eso como nuestro Señor podemos bendecir, enseñando, o dando aquello que tenemos a otros, con el amor de Dios, mientras vamos hacia nuestro destino, la razón de nuestro llamado. ¡Aleluya!
Pero debemos tomar precauciones contra los enemigos que causan la pérdida del propósito y por consecuencias de los resultados esperados.
  • Nehemías sabía muy a que fue llamado: Construir los muros y colocar las puertas de Jerusalén.
Isaías 60:18 “Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tus términos; sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza
Los muros abiertos le dan entrada al enemigo para que destruya, violente y quebrante, tu vida, o tu familia, la ciudad o la Obra de Dios, mientras que la Alabanza es la puerta de entrada al Dios todopoderoso y Salvador Jesús.
Jerusalén, la ciudad de Dios, había sido devastada, destruida, y vaciada; sus puertas habían sido quemadas, nadie se había dispuesto a reparar los muros y las puertas, por eso Dios llamó a Nehemías, quien era el copero del rey. (Nehemías 1)
Nehemías 4 es una hermosa enseñanza que nos fortalecerá, nos animará y nos quitará de posibles caídas en las tretas de Satanás.
Cuando tu enemigo se entera que estás yendo hacia el lugar correcto, que nada te detiene, que nada te desalienta y que yendo hacia el mismo, bendices, ¡Se enfurece!
La treta de Satanás es siempre la misma, desanimarte, infundir confusión, ocultar el objetivo, dispersar tus fuerzas, y al equipo que te esté acompañando.
Lo mismo hace con la Obra de Dios, cuando los que están en ella, miran todos juntos a una misma dirección y a una misma meta, sin dejar de ayudar, salvar, alcanzar a otros y bendecir, esto enfurece al diablo, lo enoja.
Pero no debemos asustarnos, distraernos ni detenernos, menos dejar de bendecir porque para eso vamos ¡aleluya!
  • Nehemías 4:11 El enemigo hará esto: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra
  • Los adversarios de la obra, de tu propósito, se levantarán: Nehemías 6:1 - 9 Fortalece tu oh Dios, mis manos.
  • Otra treta para detenerte es el terror, y el soborno de los profetas. Nehemías 6: 10 – 16.
Los adversarios trabajan infundiendo terror, hablan y escriben malos presagios, inventan y exageran a fin de crear caos, incertidumbre y miedo en los pasos que debemos afirmar delante nuestro y detrás de nuestro Señor.
Se pueden sobornar los profetas, sí, hay falsos profetas, hablando palabras que no vienen del trono de Dios, sobre tu vida, para detener el poder de Dios en ti.
Cuando todos nos descarriamos como ovejas, y nos perdimos, cuando el pueblo de Dios quedó disperso, Dios no encontró a nadie para que reconstruyen los muros que nos protegieran y las puertas de alabanza por la cual Él entrara.
No había más que lamento, queja y maldiciones en nuestras bocas, y estábamos sin muros, así que no habiendo otro, Dios envió a su único Hijo Jesús (san juan 3:16) para construir primero esos muros, esos cercos de protección, trayendo el Temor de Dios a nuestras vidas, y siendo él, la única puerta de salvación.
Una puerta estrecha por la cual todo el que entre y todo el que salga es identificado, visto, no puede pasar por allí ni el enemigo de nuestras almas, ni los que son enemigos de Dios. ¡Gloria a Dios!
Salmo 147: 13 “Porque él fortificó los cerrojos de tus puertas; Bendijo a tus hijos dentro de ti”
Cuando tú sabes cómo supo Jesús hacía dónde vas, y para qué, tú puedes hacer el bien a quien esté a tu lado, tu puedes ayudar a otros, enseñar, sembrar la semilla, salvar a los perdidos, mientras vas de camino a tu destino.
Porque ahora tú sabes que no hay treta del diablo, ni adversario ni sobornos, ni terrores, ni mentiras que puedan distraerte, detenerte, o impedirte hacer el bien, porque sabes que Jesús nuestro Dios y Salvador te está esperando.
La muerte en la Cruz era el final del destino de Jesús, el propósito de su venida, pero para nosotros la muerte que nos esperaba fue cambiada en Vida Eterna, el Juicio del Gran Trono Blanco, en el Tribunal que nos otorgará los premios y galardones, y por fin ver su Rostro, verlo cara a cara y estar siempre con él, en toda la eternidad, ¡Aleluya!

Hagamos lo que hizo Jesús, sigamos a la meta y no dejemos de hacer el bien mientras allí vamos.
Dios te bendiga
Pastora Sara Olguín

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