“Cuando
el hombre mira las cosas en base a su ojo se reduce a sí mismo”
Número
13: 27-Y le contaron a Moisés, y le dijeron: Fuimos a la tierra
adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el
fruto de ella. 28-Sólo que es fuerte el pueblo que habita en la
tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos
allí a los descendientes de Anac.…
Una
historia conocida por nosotros, ellos habían llegado al día en el
cual Dios les habría hecho entrar en la tierra prometida. Por eso
Moisés había permitido que fueran 12 exploradores, a fin que estos
vieran la tierra y verificasen los frutos que Dios había descripto
cuarenta años atrás.
El
resumen de los doce había confirmado cuanto era buena aquella
tierra; la leche y la miel que corría en ella así como los grandes
frutos que había, pero 10 de ellos habían agregado a las cosas
vistas por sus ojos y no dichas por Dios, no mencionadas. Ellos como
habíamos dicho habían puesto sus ojos en los gigantes, en la ciudad
fortificada y en su fuerte pueblo.
Ellos,
los exploradores, habían visto la verdad de aquello que había sido
dicho por Dios.
Ellos,
habían agregado a lo que Dios le recomendó, lo que ellos vieron.
Ellos,
se permitieron levantar su juicio a la par del de Dios: “Tu has
visto esto, pero también nosotros hemos visto esto otro, y esto no
es bueno para nosotros.
Por
cuarenta años habían caminado junto a Dios, en todo aquel desierto
donde no había nada fuera de ellos y Dios. Dios y ellos, pero no
habían aprendido a conocerlo.
1
corintios 1:10 “Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que todos os pongáis de acuerdo, y que no haya
divisiones entre vosotros, sino que estéis enteramente unidos en un
mismo sentir y en un mismo parecer.”
Esto
es todavía, el deseo de Dios entre él y nosotros, y entre nosotros
como Cuerpo de Cristo.
En
nuestra peregrinación en el mundo andamos juntos a Él, cada día,
siempre, pero ¿cuál es el resultado? ¿Podemos pensar como Él
piensa?
¿Podemos
hablar como Él habla? ¿Queremos las mismas cosas que él quiere?
Ellos,
teniendo recorrido cuarenta años juntos a Dios, lamentablemente
habían conservado y mantenido su
propio juicio (su propia manera de pensar)
de ver y de querer,
poniéndolas a la par de aquello de Dios.
En
el vers 28,
ellos dicen “aquello que habían visto aparte de lo que Dios había
dicho”, un pueblo
fuerte, una ciudad muy fortificada y gigantes…” ¡Como si Dios no
lo hubiese sabido, visto o escondido a ellos, tal situación!
¿Cuál
fue la consecuencia? Lo veremos más adelante.
Ellos
no siendo uno en Dios, no lograron Ver aquello que Él le describía
con su palabra, para que ellos lo creyeran primero de verlo.
¿De
esto trata la fe, verdad? Entonces de donde viene la fe, de escuchar
la Palabra de Dios, si nosotros no escuchamos las promesas de Dios,
no tendremos fe para verlas primero que se cumplan.
Por
eso, el Señor como veremos en éxodo, cada día les hablaba a sus
corazones de la tierra que él les habría de dar: cómo era esa
tierra, cómo eran sus frutos, las casas, ect,
pero ellos no lograron verlos por la fe.
Pero
ahora vayamos un poco atrás para que puedan entender aquellos que no
conocen toda la historia a fin de que se entienda que estaba
haciendo Dios con este su pueblo, porqué los sacaba de una tierra y
los llevaba a otra, siendo que ésta era ya ocupada.
Éxodo
3: 7-8 “Y el SEÑOR dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi
pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus
capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. 8Y he
descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de
aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana
leche y miel, al lugar de los cananeos, de los hititas, de los
amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos.…”
Estos
dos versículos están relacionados con Números 13: 27 – 28 y nos
hacen saber cómo había sido eso. No habían estado los hebreos a
meterse en la tierra de los Cananeos pero fue la voluntad de Dios
darles esa tierra a ellos.
Dios
los conocía y sabía de sus sufrimientos.
Miremos
como se expresa Dios: “ He visto ciertamente, la aflicción de mi
pueblo” Dios pensaba esto de ellos: que eran suyos; entonces ¿Por
qué ellos vivían en una esclavitud tan grande?
Creo
entender que también aunque ellos eran suyos, no sacrificaban a Él,
no oraban, no lo alababan, no lo adoraban, ni muchos menos lo
invocaban como su Dios. Digo esto porque cuando Hay adoración,
cuando invocamos a Dios no nos falta nada, antes que nuestra palabra
salga de nuestra boca Dios ya nos ha escuchado.
En
el vers 7 “ he oído su grito a motivo de sus opresores, porque
conozco sus sufrimientos” pero aún
así ellos no
invocaban, ¡No!
Dios
no soportaba más sus sufrimientos pero no podía intervenir en
contra de su voluntad, si ellos no lo llamaban por su propia
voluntad.
Pero
había esperado más de 400 años antes que lo invocarán como
su Dios, a motivo
de esto desciende a liberarlos, a quitarlos de esa tierra de
sufrimiento y hacerlos salir a un país mejor donde había leche y
miel, quiere decir comida, la ternura de su cuidado, la miel: su
fortaleza, protección, dulzura.
Por
eso dice “ Los
haré salir de esa tierra, a una tierra buena y espaciosa”
Eran
dos tierras donde la injusticia se manifestaba: Egipto donde también
estaba su pueblo esclavos, y Canaan, donde corría leche y miel.
Deuteronomio
9:5 “No es por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón que
vas a poseer su tierra, sino que por la maldad de estas naciones el
SEÑOR tu Dios las expulsa de delante de ti, para confirmar el pacto
que el SEÑOR juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
6-Comprende,
pues, que no es por tu justicia que el SEÑOR tu Dios te da esta
buena tierra para poseerla, pues eres un pueblo de dura cerviz.
Ahora
vemos:
Ellos
eran de cuello duro pero eran suyos, descendientes de los padres a
los cuales Dios, les había dado una promesa.
Dios
no dice que la tierra de Egipto fuera buena.
Sin
embargo dice que aquella otra tierra era buena.
Dice
que la maldad de aquella nación era grande, y no quedaría en
aquella tierra.
También
los egipcios eran malos.
Pero
Dios debía cumplir una promesa: Bendecir a su pueblo.
Transformar
su mentalidad en el desierto, su manera de pensar y de actuar.
Y
también salvar aquella tierra buena, ocupándola con los suyos,
aquellos que deberían establecer allí: Las leyes de su reino
Veamos
lo que sucedió con Saúl y David, con Vasti y Ester, etc. Si llevas
en tu corazón las leyes de su reino, los ojos de Dios serán sobre
ti! él cuenta contigo para darte aquello que está siendo
despreciado, arruinado o pervertido.
Volviendo
a Números 13: 27 y 28
Es
así que ellos llegaron allá, verificando la existencia de cada
promesa hecha por Dios, y con sus frutos en sus manos.
Dios
les había hablado de esa tierra y mientras los llevaba allá,
quería que ellos soñaran con ella, que fuera vista y tocada antes
de llegar por su fe.
Dios
no sabía por casualidad quienes eran los habitantes de aquella
tierra, y la injusticia con la cual ellos juzgaban.
Dios
les estaba preparando internamente, cambiando las leyes de Egipto
(sistema del mundo) por las leyes de su reino, por ejemplo: tu pides
un bello auto al Señor, y Dios te lo
quiere dar, pero antes
tu debes conocer las leyes de tránsito, y aprender a manejar;
dártelo antes significaría poner en riesgo tu vida y la de los
otros.
Él
estaba transformando sus mentes conforme a sus leyes, a fin que
conquistando el lugar lo cuidasen, porque la tierra era buena y
quienes estaban allí la estaban arruinando.
Romanos
8: 19 “ En efecto el deseo intenso de la creación espera con
ansiedad la manifestación de los hijos de Dios”
Porqué
Dios no les había hablado de los gigantes?
Dios
no les había hablado de los gigantes porque de ellos se habría
encargado él mismo. Pero ellos viéndoles, habían hablado de ellos
y no de la tierra, de los frutos, de la fidelidad de Dios, su mirada
se habría fijado sobre aquello. Así somos en todo, muchos de
nosotros, miramos la culpa en vez de ver el perdón y vemos los
pecados en vez de ver al pecador, etc.
Dios
no ve los obstáculos, Dios ve la Meta.
Ellos
debían aprender de su Padre
a ver como él veía.
El
Señor los había dejado entrar a causa del pacto con sus padres, y
les dice: “ Miren que allí hay leche y miel y grandes frutos,
casas que ustedes no han edificado, esta es una buena tierra,
espaciosa para ustedes!
Pero
ellos entrando y teniendo sus frutos solo vieron lo negativo, lo
imposible. También esto sucede en nuestras vidas, y eso es falta de
fe.
Por
fe se obtienen las cosas que no son aquí, y que están allá, Yo
entro y me las traigo, de un lugar al otro.
Cuando
el hombre no quiere ver como Dios ve, pierde cuarenta años (un
tiempo) pierde el proceso de la transformación de su visión a la
Poderosa Visión del PADRE.
Debemos
alinear nuestra visión a la par de la de Dios.
Ellos
vieron: Hombres de altura enorme y ciudades fortificadas, y se vieron
así mismos como Langostas.
Cuando
el hombre mira las cosas en base a su visión se disminuye a sí
mismo! ¿Porque? Porque la VISION viene dada por la capacidad
interna.
Tu
capacidad interna, tu fuerza interior te hace ver diferente: Cuando
estás deprimido tú te ves como una langosta, entonces todo te
parece imposible y te devora.
Cuando
tú te ves como un León, entonces lo puedes todo y tú te devoras
todo.
Que
sucede entonces con los que están a cargo tuyo, ¿pueden seguirte?
Si
ves conforme a la Visión de Dios, sí!
Por
eso dice el Señor: Maldito aquel que confía en el hombre, porque
el hombre sin Dios, no ve en su infinita y sobrenatural visión.
No
podemos asumir nuestro juicio en lugar del de Dios.
No
podemos dejar de mirar a El, porque nuestras fuerzas vienen de su
capacidad y no de nuestro interior.
Quien
mira a Él refleja su luz.
Quien
mira al hombre queda en la oscuridad porque en el hombre no hay luz,
es decir no hay visión, fuerza interna para sostenerse y sostener a
los otros.
La
falta de esta capacidad interna
(que el hombre no tiene) te
hace perder la tierra prometida, o las promesas de Dios!
Cuando
Dios mira las cosas, los sucesos son en base a su Fuerza, a su
Juicio, a su Visión.
Además
Dios no mira al hombre fuera de sí mismo, sino como parte de Cristo.
Dios ve en ti a
Cristo: vencedor, poderoso.
Si
tu miras a El, ¿que
reflejo vendrá sobre ti?
El
resplandor de Dios es Grandioso.
Isaías 40: 6 “Una voz dijo: Clama. Entonces él respondió: ¿Qué
he de clamar? Toda carne es hierba, y todo su esplendor es como flor
del campo.
Dios
vence por nosotros.
El Espíritu de Dios esta sobre
ti, Él te engrandece delante de Satanás y de sus siervos
(enfermedad, escasez, mentiras) levanta tu mirada y míralo a Él,
resplandece en su luz y refleja todo aquello que Él es, sobre la
tierra, así como ha hecho Cristo que no dejo jamás de mirar al
Padre- Colosenses 1:15
Dios te bendiga,
Pastora Sara Olguín
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No sabes con cuanta oración escribo y publico mis post, si te bendicen por favor, coméntalos!
Dios te bendiga con su Abundancia!