ENTRADA DESTACADA

LA PODEROSA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO

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               2 Reyes 4 Una mujer había quedado  viuda y endeudada y con el riesgo de que sus dos hijos perdieran sus libertades. ¿Qué hizo? Llegó hasta lo último y luego clamó a Dios.  ¿Y de que manera clamó a Dios?  Visitando al profeta para hallar dirección de Dios para su vida. Así acostumbramos hacer muchos de nosotros, muchas de las veces en que nos encontramos en situaciones que llegaron al límite y ¿qué hacemos?  Esperamos hasta que el agua nos llegue al cuello para orar, y pedirle a Dios qué debemos hacer. Lo vemos con el pueblo de Dios en Éxodo 3:7   Esperó hasta perder sus libertades para clamar a Dios,  Así como en Jueces 6: 7 Aquí también vemos al pueblo escondido y lleno de miedo a causa de los Madianitas, pero que por último claman a Dios, para recibir dirección y ayuda.  Siempre sucedió así por causa de alejarse de Dios, de desoírlo, y de sentirse ellos sus propios dueños para hacer las cosas a su manera.  Dice  Jeremías 2:13 -Porque dos males ha hecho mi pueblo: me de

EN LOS TIEMPOS DE JAEL


Jael (su nombre significa: cabra montes)

Nosotros somos ovejas, no cabras, las cabras andan solas por donde quieren y comen lo que quieren.
Jueces 5: 6-7
“En los tiempos de Samgar hijo de Anat, y en los tiempos de Jael, los caminos principales no se usaban. Caravanas y viajeros tenían que dar la vuelta por caminos escondidos. 7- No había soldados hasta que tú llegaste, Débora. 
Hasta que llegaste como una madre para Israel. (Versión PDT)

Había algo que coincidía en los tiempos o en los días de este hombre llamado Samgar y de Jael, y esto era la falta de seguridad para los habitantes de esas tierras, y de esas aldeas.
Era tal la peligrosidad de esos días que ya no había libertad para andar en los caminos principales sea para viajar, comercializar o en el andar diario.
Se debían mover, o realizar sus tareas por senderos escondidos, para no ser sorprendidos por el robo, la violencia o la muerte. 
Pero en el versículo 7 dice algo más, y muy importante:  ¡qué No había soldados!
¿Podemos imaginarnos una ciudad sin presencia policial? ¿Cómo se sentirían los ciudadanos? ¿Cómo se comportarían los malvados? ¿Mejor? ¿O se daría rienda suelta, como se dice, a la delincuencia hasta estos extremos que nos quiere mostrar el libro de los Jueces, en los Tiempos de Samgar y de Jael.
¡No había ejército! 
Proverbios 25:28 dice 
"Como ciudad sin defensa y sin murallas, es quien no sabe dominarse".
 Es decir una ciudad, un país sin ejército es como una persona sin control de sí misma!
Una Nación sin ejército, es una nación indefensa, sin protección.

Siempre me pregunté qué es lo que  produce  que un hombre entregue su vida por su Patria, por sus semejantes. Como un soldado, un policía, un bombero, o un simple hombre como Samgar, si no es por este tremendo y poderoso sentimiento, con el cual Dios equipó a los hombre: El Amor al Prójimo.

En esos tiempos faltaba el Amor al Prójimo. 
Nadie se entregaba por nadie; nadie defendía a nadie; nadie ponía su vida por la de otros.
¡¡No había Soldados!! ¡No había Ejércitos!
Todo estaba sin control cada uno podía matar a otro sin ser detenido.
No había valor, coraje, aunque sí valentía ¡valentía para hacer lo malo!
Aquí lo vemos en estos versículos de Jueces. Porque se tiene que tener coraje para robarle a otro, para violentar la vida de otros, para matar a una persona indefensa, ¡cierto que sí!
Pero para salvar, para proteger y para defender se debe sentir no solamente arrojo o valentía sino también un amor compasivo hacia el Otro.
La biblia nos advierte que en los últimos tiempos (estamos en ellos) el amor de muchos se enfriará. (Mateo 24:12)
¿Por qué sucederá así?
 Porque no habrá amor a Dios. 
Solo quién ama como dijo y enseño Jesús, nos hace  amar a nuestro prójimo, a pesar de todo, pudiendo perdonar más de 490 veces y orar por los que nos maldicen y persiguen, y aún dar un vaso de agua a nuestro enemigo. 
El amor de Dios hace esto, no nosotros, porque sin Dios nos comemos unos a otros.
Jesús dijo: Ama a Dios sobre toda las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo.(Mateo 22:36-40)

Pero siguiendo con lo que decíamos, antes los que iban a la guerra eran los Hombres. Las mujeres se quedaban a esperarlos que volviesen vivos y sanos.
Cuando dice que no había soldados, también está haciendo referencia de que en ese período de la historia de Israel no hubo hombres que saliesen a pelear para salvar a los suyos.
Pero me preguntaba  por qué si esta responsabilidad caía sobre los hombres, se menciona a una mujer, Jael, quien no era del pueblo de Israel, sino esposa de Heber, un ceneo que estaba en paz con el rey Jabín opresor de Israel, pero que se había apartado como a una zona neutral, y allí puso su tienda, donde vivía en su tienda, con Jael.
Dios conocía a Jael. 
Sabía qué pensaba en su corazón, qué sentía sobre esos Tiempos en los cuales ella estaba viviendo, cuán cansada estaba de ver la violencia, la falta de libertad para ir por esos caminos principales, de no poder ver a sus vecinos de aldeas y  saludarlos sin temor a ser atacada por estar del otro lado, sentirse tan triste por las muertes innecesarias de tantos hombres, jóvenes que estaban luchando por algo injusto sin poder desistir de hacerlo, cansada por la inseguridad, y los peligros.
Ella era una mujer de Paz. 
Su esposo y ella buscaban la paz, dice que había paz entre él y el rey Jabín. 
Ellos se habían separado, apartado de esa influencia de alguna manera. 
Tal vez Dios, veía que Jael buscaba  de qué manera ayudar a terminar con el origen de este mal.
    • No bastaba con que ellos vivieran en Paz, sino que la paz también tenía que venir para su prójimo. (¡Muy importante!)
¿Dónde estaba el origen maligno? ¿Cuál era el final para ese Tiempo, a fin de poder cortar con él? 
Y ocurre que un día, el Dios de toda la tierra, le entrega en sus manos al último sobreviviente y causante de ese mal: a Sísara, capitán del Ejército (que ya había sido aniquilado por Débora y Barac ) en sus manos, concediéndole a ella misma que ponga el fin a ese tiempo de descontrol, en el cual no había Paz para los habitantes de la tierra.

¿Si te llegará a tus manos la oportunidad de terminar para siempre con el mal que acosa tu vida y la de tus semejantes, que harías? 
¿Negociarías por tu Paz? ¿O por amor a tu prójimo actuarías conforme lo que se requiere en ese momento? 

He leído que muchos cuestionan la falta de lealtad a la palabra dada a Sísara por parte de Jael, cuando  lo invita a entrar a su tienda ofreciéndole protección(Jueces 4:18) pero yo personalmente creo que ella no se imaginó que este hombre, lejos tanto como estaba la batalla de su tienda, iba a llegar hasta allí, yo creo que ella vio llegar a sus manos la oportunidad de hacer algo a favor de la paz que no había en el resto de toda aquella tierra, ni en las aldeas, ni en las personas que sufrían por ello.
Yo creo que Dios conocía a Jael, y Dios conoce a los que son suyos, Jael y su esposo eran pacíficos.

2 timoteo  2:19 Pero Dios ha puesto una base que permanece firme, en la cual está escrito: «El Señor conoce a los que le pertenecen», y «Todos los que invocan el nombre del Señor han de apartarse de la maldad.» 

    • Yo personalmente creo que Jael y su esposo Heber eran un matrimonio que por  Fe,  se habían determinado apartar de la maldad.
 Jael, para mí, meditaba en su corazón cómo traer en sus días, siendo que era solo una simple mujer que no sabía más que plantar las estacas de su tienda, la paz más allá de su hogar a todos los que estaban viviendo bajo la opresión y la maldad de Sísara.
En Jueces 5: 26
Relata cómo usó Jael su destreza en plantar las estacas de su tienda y el uso del martillo, para clavar en la sien de la maldad, la estaca con el mazo y matar al enemigo número uno de la paz.
Dios llevó al enemigo a la tienda de Jael.

Dios concede los buenos deseos de nuestros corazones.

    • Simbólicamente Sísara representa a Satanás, el que roba la paz, oprime a los pueblos y establece el descontrol.
    
Jaél representa a los que buscan, la Paz no solo para ellos. 

 Mateo 5:9 
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
 Dios es un Dios de Paz. Y el Espíritu que hace morar en sus hijos es un Espíritu de paz. ¡Aleluya!

Los pacificadores heredarán la tierra. 
    • Y muchas veces por la paz de muchos deberemos entregarnos nosotros a ser usados por Dios con aquello que sabemos hacer y tenemos en nuestras manos. 
    • Por más que queramos aislarnos como en un principio Heber y Jael, alejándose del epicentro de maldad, el amor a nuestro Dios y a nuestros semejantes nos comprometen a no dejar vivo lo que origina el mal y quita la paz.

El pecado quita la paz, y da origen a muchas muertes. 
El pecado gobierna en el descontrol y la opresión.
El pecado se infiltra buscando un lugar seguro, cuando ve que algún ingenuo le abre la puerta.
El pecado fue vencido cuando la Palabra (martillo) fue declarada por Jesús no dejándolo habitar en él Lucas 4: 1-13 versículo 8- “Vete de mí Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás”

El pecado fue vencido cuando Él mismo hecho cuerpo de pecado, fue clavado en el madero.
 Esa fue la estaca que lo atravesó destruyendo para siempre el poder de su opresión sobre los redimidos.
También un día se contará que en los tiempos de tal mujer /hombre, aconteció que fueron destruidos los carros de hierro, desbaratado un gran ejército y vencido, al enemigo de la paz, como se cuenta hasta nuestros días como esta mujer, que solo sabía usar el martillo (la palabra)  y clavar la estaca (el evangelio) en la cabeza de los malvados, colaboró a establecer la Paz en sus días, ¡en los Tiempos de Jael!

Podemos cambiar los tiempos que estamos viviendo si le creemos a Dios cuando nos traiga a nuestras manos al causante de la muerte y la destrucción de nuestras familias, o ciudades, usando aquello que Dios nos preparó de antemano.
Identifica al enemigo de tu casa, de tu tierra, y pídele a Dios que te permita colaborar, por amor a ÉL, y a tu prójimo a quien amas como a ti misma/o, terminar con Sísara, el que roban, destruye y mata la paz en estos Tiempos.

Dios te bendiga.
Pastora Sara Olguin.



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