ENTRADA DESTACADA

PRESERVADOS EN LA COMUNION CON DIOS

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Génesis 6:9                                                       Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noe. ¡Los que caminan con Dios, no se pervierten, sino que se convierten, en  quienes fueron llamados a Ser!   Dice al inicio de este capítulo que toda aquella generación se había pervertido.  ¿Y de qué manera se habían pervertido? Dice en  Génesis 6:1 y 2 que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse y expandirse sobre la tierra, tuvieron hijos e hijas, pero esas hijas resultaron ser mujeres hermosas para los hijos de Dios que las vieron y escogiendo cada cual entre todas ellas, se casaron con ellas.  Y en en Génesis 6: 4 dice que los gigantes (Números 13:33 ) aparecieron y  también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Y en Génesis 6:5 -Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de

DIOS SABE QUÉ DEBE DARNOS POR RESPUESTA!!



Éxodo 15:22 -"Moisés hizo que los israelitas se alejaran del Mar Rojo. Entonces ellos se fueron al desierto de Shur, y durante tres días caminaron por él, sin encontrar agua. 
23- Cuando llegaron a Mara, no pudieron beber el agua que allí había, porque era amarga. Por eso llamaron Mara a ese lugar. 
24- La gente empezó a hablar mal de Moisés, y preguntaban: <¿Qué vamos a beber?> 
25- Entonces Moisés pidió ayuda al Señor, y él le mostró un arbusto. Moisés echó el arbusto al agua, y el agua se volvió dulce."
Podemos entender como se sentían física y emocionalmente los israelitas sin excluir a ninguno de ellos; tres días en el desierto, día y noche, cansados, sudados y sedientos. 
Quien podría soportar en esta situación. Podemos entender y justificar humanamente el comportamiento irritable del pueblo, pero ellos no eran un pueblo común, se trataba de uno que había vivido por cuatrocientos treinta años en esclavitud de Egipto y en Egipto.
 Un pueblo que ya no sabía más resolver sus problemas y ni siquiera gobernarse a sí mismo.
Conocían solamente una manera de actuar y ésta era bajo una mano dura; recibiendo órdenes, siendo dirigidos por otros, que no tenían en cuenta su integridad física. Ellos estaban tratando de entender una situación nueva de libertad, qué cosa era ser libre ni se lo imaginaban, no había una concepción mental de Libertad. 
Ni menos sabían como usarla; es por eso que actuaban equivocadamente cómo si estuviesen bajo el mando de los jefes egipcios aún.
 Allí estaban acostumbrados a la murmuración, ya que no podían expresar de ninguna manera su desconformidad, o desacuerdo al sistema faraónico.
Tres días eran poquísimos para que asumieran una actitud diferente que correspondiese a la condición de libertad que ahora tenían, pero a parte de esto ellos estaban entrando al proceso de Dios, a fin de que ellos se convirtiesen en el Pueblo de Jehová de los Ejércitos, Dios les debía transformar su mentalidad de esclavos: a Libres.
Tantas veces juzgaremos como cruel y ruda la manera de tratar de parte de Dios, pero ¿Cómo se hace para  que una persona, que ha vivido en esclavitud retome las huellas de su personalidad perdidas? ¿Cómo se hace para que un pueblo adquiera, después de haber vivido sin derechos y manifestación de voluntad, aquellas características de su conformación étnica, lenguaje, etc.?
Solo un Dios de una sabiduría inescrutable, de un incomparable amor, puede tomarse la labor de transformar una nación anulada y devolverle su Identidad.
En esta misma prueba notamos el actuar de aquellos que no conocen a Dios y de quién sí, y quien tiene una relación personal con Dios.
El pueblo frente a este problema repite la misma conducta que tuvo en el tiempo de su esclavitud. 
Como dije, ellos sabían y podían hacer solo una cosa: murmurar en contra de quién tenían delante de sí, y que los conducía; por otra parte su siervo Moisés , habiendo sido instruido por Dios en el desierto antes que ellos, clamó a Dios ante la misma necesidad. 
Y esto nos refleja nuestra vida cristiana, en nuestros primeros pasos y cuando pasamos las primeras pruebas en nuestra incipiente libertad espiritual, ¿acaso no reaccionábamos de la misma manera? No entendíamos como esos problemas que para nosotros eran tan grandes se pudieran solucionar con una sencilla oración.
 A muchos les costó cambiar la queja por la alabanza, la murmuración por la oración. ¿verdad?
En el Versículo 25 podemos ver cómo Moisés clama a Dios y también la libertad que tiene en el pedir. Y él usa esa libertad obteniendo respuesta, siendo escuchado y socorrido por su Dios.
 Pienso que es así que Dios empieza a enseñarle al pueblo, con vicisitudes cotidianas, para que ellos comprendiesen cuán cerca y dispuesto estaba el Dios de sus padres, como también su sobrenaturalidad y Soberana Presencia.
Allí en ese desierto se suceden hechos donde viene probada la fe y el carácter de Moisés que viene también usado como ejemplo para que el pueblo quiera y busque tener intimidad como él la tenía con  Dios.
En el mismo versículo 25 podemos ver que Dios responde.
 Dios responde antes que nada a quién clama a El y pide.
 Dios nunca responderá a la murmuración, a la queja, a la altivez.
Esta es otra de las cosas que se les iba a enseñar y si eran creyentes aprenderían.
 El versículo 25, dice que Dios responde pero no lo hace con una respuesta pensada por un esclavo, por una mente cerrada donde no existe la imagen del verdadero Dios sino de falsos dioses.
La mente de quién aún no conoce a Dios puede pensar que Dios sirve cómo servían ellos, cuando les decían : ¡Dame eso! ellos tenían que dar lo que se les pedía.
Quienes teníamos esa mentalidad de esclavo orábamos a Dios diciendo: ¡Dame pan! y Dios tenía que darnos un pan (Mateo 7:9)
El verdadero Dios siempre da lo mejor, lo más adecuado, y si no existe lo crea para nosotros, sus hijos, Aleluya!
Así resulta que Dios responde a la oración de Moisés, a causa de las aguas amargas, mostrándole un arbusto. 
Grande es el Señor, que siempre es ¡Dios delante de sus criaturas!
Dios le da como respuesta ¡un arbusto!
¿Qué tienen en común las aguas amargas y el arbusto? Nada, no tenían nada en común.
 ¿Cómo supo Moisés lo que tenía que hacer con ese arbusto? 
Seguramente había aprendido esto en su "tiempo en el desierto": que el Señor da siempre una respuesta junto con la sabiduría para aplicarla.

¡Moisés mete el arbusto en las aguas amargas y éstas se vuelven dulces!
El resultado de esta primera experiencia fuera de Egipto no podía ser diferente, tratándose del tercer día de libertad bajo los ojos de un Dios que no conocían, guiados por uno de los suyos que era todo lo contrario a los que gritaban y daban órdenes; Moisés en cambio se postraba en tierra y pedía perdón por sus pecados, suplicando a Dios perdón también por ellos.
 Conducidos por un líder que no les ordenaba sino que los respetaba; era muy confuso para ellos adaptar a su mente esta nueva forma de vida

Si bien Moisés había sido aprobado, Dios anhelaba este pueblo, amaba este pueblo pero sabía cuán largo sería su estadía en esta escuela y cuántos no serían aprobados, pero su Nombre estaba comprometido así que anduvo con ellos en todo aquel desierto.
De esta experiencia en el desierto de Shur, con las aguas amargas, hemos aprendido también nosotros, muchos nos vemos reflejados como he escrito anteriormente, porque también fuimos sacados de la esclavitud del mundo, e introducidos en la escuela de Dios, en nuestro propio desierto; nos hemos encontrado ante el choque de lo que acostumbrábamos hacer antes, frente a situaciones malas y lo que hombres y mujeres de Dios, que nos conducían, nos mostraban, con sus actitudes que era justo hacer frente a las mismas, para salir con victoria.
Poco a poco aprendimos a amar a Dios, a confiar en El, y a dejarlo hacer cuando clamábamos por su ayuda, Aleluya!
Poco a poco fuimos perdiendo esa mente de esclavo, que no reconoce identidad de Hijo, de pueblo, de Nación especial, y que rechaza un soberanía paternal sobre sí misma.
¡Hemos aprendido tanto, y cuán grande fue para muchos este desierto!, por eso si tu haz conocido hace poco a tu Salvador Jesucristo tienes que saber que es necesario pasar por el desierto, tienes que ser introducido allí, porque es el único lugar donde la mente se renueva; es trasformada a una mente libre, a una nueva manera de pensar que cambiará hábitos y costumbres que nos esclavizan al sistema del mundo, aunque la Verdad ya este en nosotros.
Te animo a reconocer las respuestas soberanas de Dios, que no puede nunca dejar de ser Dios ante sus hijos y que son aquellas que rompen nuestra mente y la transforman!
Dios te bendiga
Pastora Sara Olguín

Comentarios

  1. Hoy vuelvo a esta página después de haber leído este artículo. Tras hechos que sucedieron en mi vida estos días, normales para lo demás pero no para mí (Así como el pueblo de Dios no sabía lo que Dios los daría por solución, así he vivido yo), verdaderamente no es tan agradable a primera vista cuando te dan por respuesta (El problema no son los demás,es dentro de ti, primero arregla vos las cosas, ect) pero realmente Dios sabe que darnos por respuesta porque "El quiere que seamos sanos", el mayor problema no era las aguas amargas de a fuera, sino la aguas amargas de los corazones, el gran impedimento para seguir avanzando en victoria no era lo exterior sino el interior "El corazón", ¿Necesitamos ser sanos en el cuerpo? Si, pero Dios sabe que también necesitamos ser de un corazón sano y de nuestra parte toca reconocerlo, así si recurrimos a Dios el nos puede ayudar, Dios los confronto y los llevo hasta las aguas amargas para también mostrarles que así estaban ellos "amargados por dentro" pero Dios cambio las aguas para así también decirles "Yo Soy Dios, Tu Sanador".

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