CUIDA EL LUGAR QUE DIOS TE DIO
El lugar que yo quería . Que feo lo que sentimos cuando observamos de lejos el lugar que habíamos soñado, ser ocupado por otra persona. Una mezcla de fracaso, dolor, tristeza por la pérdida, y una sensación de que algo nos quedó incompleto. Como sí nos hubiera faltado un miembro a nuestro cuerpo, por lo que no fuimos aceptados. Todo esto, hasta que por fin lo superamos, no nos es agradable. El lugar que yo tenía. ¡Ah esto es otra cosa!, y más doloroso que lo anterior. Haber sido elegido y perder ese lugar, ya es mucho más traumante, que no haberlo alcanzado. Luchar por lograr un objetivo es como remar contra las olas; subimos y bajamos, vamos hacia adelante y hacia tras, las olas son la causa y en un momento las venceremos. Esa lucha nos mantiene en línea, atentos, vigilantes, mejorándonos constantemente, trabajando día y noche para ello. Mientras que, alcanzar un objetivo, llegar a obtener aquello por lo cual luchábamos, no es igual a remar contra las olas; ahora