ENTRADA DESTACADA

LA PODEROSA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO

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               2 Reyes 4 Una mujer había quedado  viuda y endeudada y con el riesgo de que sus dos hijos perdieran sus libertades. ¿Qué hizo? Llegó hasta lo último y luego clamó a Dios.  ¿Y de que manera clamó a Dios?  Visitando al profeta para hallar dirección de Dios para su vida. Así acostumbramos hacer muchos de nosotros, muchas de las veces en que nos encontramos en situaciones que llegaron al límite y ¿qué hacemos?  Esperamos hasta que el agua nos llegue al cuello para orar, y pedirle a Dios qué debemos hacer. Lo vemos con el pueblo de Dios en Éxodo 3:7   Esperó hasta perder sus libertades para clamar a Dios,  Así como en Jueces 6: 7 Aquí también vemos al pueblo escondido y lleno de miedo a causa de los Madianitas, pero que por último claman a Dios, para recibir dirección y ayuda.  Siempre sucedió así por causa de alejarse de Dios, de desoírlo, y de sentirse ellos sus propios dueños para hacer las cosas a su manera.  Dice  Jeremías 2:13 -Porque dos males ha hecho mi pueblo: me de

SIGUE A TU JERUSALÉN


Lucas 17: 11 al 19                         

La historia refiere 10 leprosos que le salieron de una aldea cerca o entre las fronteras de Samaria y Galilea a Jesús, Jesús estaba yendo hacia Jerusalén, era su último viaje. Pues iba a morir por nosotros en Jerusalén, él sabía que estaba yendo al cumplimiento de aquello para lo cual había sido enviado,

Pero estos marginados, le salieron gritando desde lejos que los Sanara, que les devolviera la vida, porque ya no la tenían, eran desahuciados, eran los que vivían fuera de todo, sin derecho a nada.

Estos leprosos representa a nosotros, así estábamos por causa del pecado en nuestras vidas, a los que estábamos esclavizados. Enfermos, pobres, menospreciados, vacíos, sin Dios y sin esperanza, cuando oímos el mensaje fuimos alcanzados por la misericordia de Dios, y vueltos a la vida de Dios, en la justicia y los méritos de Cristo.
Su gracia nos salvo, nos rescató, aleluya.

Jesús dice en la historia que leímos que les dio una Orden de Envió: Id y presentaros, mostraos a los sacerdotes (parafraseado)

¿Por qué nos los sanó inmediatamente como hacía siempre?

¿Sabes por qué ?

Porque ellos clamaron al Maestro, al que enseña la Ley, no al que sana.

Y la Ley decía que los leprosos debían mostrarse a los sacerdotes (Levítico 14)

Pero les dijo que vayan porque Dios quería sanarlos, quería devolverles lo que le había sido robado.

Ahora, que importante que es, si quieres recibir que reconozcas el manto, la unción correcta que necesitas recibir de Dios.

Fíjate en la mujer que sufrió por doce años del flujo de sangre, cuando oyó que la Palabra pasaba por allí, dijo: Si yo lograse acércame tanto como para poder tocar su manto seré sana. (Marcos 5: 25-34)

Ella creía que en él estaba el Poder Sanador de Dios, ella no busco al Maestro, ella conocía la Ley, y la ley la condenaba a vivir marginada de la sociedad, porque la mujer que padecía del flujo de sangre era impura y no podía acercarse a nadie ni tocar nada. (Levítico 15:19-33)

Hermanos. Debes proseguir y esforzarte en conocer a Jesús, para pedir correctamente, para situarte debajo de la unción correcta, a fin de que recibas de Dios.

  • Dios quiere darnos, pero nosotros ni nos preocupamos en conocer cómo conviene pedir para recibir.

No recibimos porque pedimos mal dice Santiago 4:3 NTV “Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer”

Colócate bajo la unción correcta y recibirás, llama a Dios con el nombre correcto y él lo hará.

Ellos lo llamaron maestro.

¿Cómo lo llamas a Dios? Diosito, Flaco, el de arriba, o Señor, Salvador, Sanador, mi Juez, mi Libertador, mi Proveedor.

Así que Jesús los envió.

Y sabes que a nosotros también Dios habiéndonos salvados nos envió.

Nos mando a permanecer en él, y nos dio muchos mandatos hasta que él nos venga a buscar, pero al no perseverar, nos desviamos o detenemos.

¿ Y cuando o por qué dejamos de perseverar?

Bueno muchos dejan de seguir yendo a Jerusalén por desgano, por aburrimiento, por cansancio, por incredulidad, por falta de fe..

  • Pero otros por que ya recibieron lo que pidieron.

A veces nos hace tanto mal recibir rápidamente lo que hemos pedido, sí. Porque eso mismo con lo que nos bendijo, nos aleja de Dios.

Mira lo que representa Samaria.

Samaria es la actual Cisjordania en Israel.

Israel estaba formado por las 12 tribus, formadas por las descendencia de Jacob. Pero cuando llegó el tiempo del reinado de Salomón hijo del Rey David, este al final de su vida se desvío del camino, dice la biblia que las mujeres le desviaron el corazón de la fidelidad a Dios, y esto trajo como castigo, luego del reinado de su Hijo Roboam, la división de Israel.

Fue a través de Jeroboam , quien por miedo de que el pueblo se le rebelara, por unirse nuevamente a las tribus de Judá y Benjamín, que habían quedado bajo el gobierno del hijo de Salomón, por ir a adorar a Jerusalén, entonces, levantó dos becerros de oro en Samaria, para que la gente adore a Dios allí, y no fuere a adorar a Jerusalén. Pasando el tiempo la gente que vino después confundió la imagen de Dios con esa imagen, es decir cayeron en Idolatría, y así perdieron la pureza de la fe (1 Reyes 12:25-33)

Muchos hemos salido por causa del llamado de Dios de Samaria, para ir a Jerusalén pero en el camino, al recibir lo que hemos pedido, nos volvimos, y levantamos de esas bendiciones nuestros Becerros de Oro.

Nos buscamos un sacerdocio ilegal, ( quienes nos apoyen y alienten a permanecer allí y así) y nos quedamos allí.

  • Es la Idolatría de nuestras bendiciones

A veces pedimos un trabajo y le prometemos a Dios servirle, serle fieles en diezmos y ofrendas, no dejar su casa, orar y buscarlo, pero cuando llega el trabajo, no evaluamos si será de bendición o no, si nos permitirá cumplir lo que prometimos, si seremos responsables con Dios primeramente, al ser exigidos en los días laborables, hacemos un becerro y decimos Dios comprenderá ¡Dios es bueno!

A veces pedimos no solo trabajo, sino traer nuestros familiares por ejemplo, y prometemos a Dios Fidelidad, asistencia, servicio, ofrendas etc, y cuando llegan a causa de que tenemos la “obligación “ de mostrarle la tierra, dejamos de seguir yendo hacia Jerusalén.

A veces pedimos que nos dé su Sanidad y prometemos lo mismo, pero luego de ser sanados, de recuperar las fuerzas, la salud, entramos en Samaria, y nos quedamos allí.


¿A dónde piensan que se fueron los 9 leprosos?


Dios mismo se asombro de que solo uno volviera a sus pies. Podrían haber vuelto 7 o 5, 4 o tres, pero solo volvió uno solo. ¡Wow!

Debemos seguir hasta nuestra Jerusalén, aunque mientras vamos sucedan los milagros más maravillosos, o recibamos todas las bendiciones y peticiones que hemos pedido, todo eso no nos debe detener sino que debemos proseguir y esforzarnos en conocer más a Dios, en servirle más a Él, en serles fieles, porque cuando todo se termine, cuando partamos a su presencia o Él vuelva, Dios tendrá en cuenta tu fidelidad, tu perseverancia, tu honra a él, él sabrá todo lo que recibiste, todo lo que te dio, y valorará que eso no te retuvo ni en Samaria, ni en Galilea sino que quisiste llegar a Jerusalén.

Muchos quieren ir a la Jerusalén terrenal pensando que Dios se contenta con ello, más llenos de Dios, pero eso es solo un deseo nuestro, un buen deseo, pero nuestro, lo que Dios desea es que todos lleguemos a Jerusalén y todos seamos agradecidos, y fieles a Él no a sus beneficios.

¿Qué representa Galilea?

Galilea, era una tierra de gentiles, Su nombre significa heb., ha-galil, el anillo o circuito, gr. Galilaia).

La tierra era rica y productiva, un lugar escarpado y montuoso de robles y terebintos interrumpido por mesetas fértiles. Se decía que Aser al oeste comería gordura por pan y daría deleites al rey y mojaría sus pies en aceite (Deuteronomio 33:24-25). Había importantes rutas comerciales de las caravanas que realizaban su tráfico abundante por Galilea desde Egipto y el sur de Palestina hasta Damasco en el nordeste así como al este y al oeste desde el Mediterráneo hasta el Lejano Oriente.

Una tierra de bienestar, pero un círculo.

Algo que nos retiene en un continuo círculo, no nos dejará avanzar.

Me recuerdo cuando el siervo de Abraham había tenido éxito encontrando mujer para Isaac, la cual era Rebeca, y su hermano Labán junto a su madre querían que se quedarán allí diez días más, pero en Génesis 24:56 , Eliezer les ruega que no lo detengan más en allí porque debía proseguir hasta su casa.

El hijo de Dios sabe que debe continuar, que no debe dejar de avanzar hasta llegar a la meta, que no debe retroceder, porque a pesar de haber tenido éxito, tal cosa no agrada a Dios.

Muchos hemos sido llamados y Dios rompió esos círculos viciosos, de maldición, de pecados, de vicios, pero tantos, cuando vamos hacia a Jerusalén también somos tentados a volvernos a esos círculos para no llegar a ningún lado.

Estamos tentados a volvernos a conformarnos con la gordura del pan, y los deleites momentáneos, “comamos y bebamos que mañana moriremos”

¿En que punto estás? ¿Eres de los que no regresaron a Jesús sino que volvieron a la tierra de Samaria, a idolatrar las bendiciones o te has vuelto a la tierra de la comodidad y el buen comer?

¿O estás siguiendo hacia Jerusalén, a pesar de que llevas todas las peticiones respondidas y estar cargado/a de bendiciones?

Dios lo sabe, y quiere animarte a continuar, y volverte a llamar si te has regresado.

Erasmo de Roterdam, un filósofo y teólogo cristiano dijo: ¿Es importante ir en persona a Jerusalén cuando, en lo íntimo de su alma, el peregrino se queda en Sodoma, en Egipto o en Babilonia?

A estas hoy podemos añadirle Samaria y Galilea, entendiendo en lo espiritual lo que significa de atractivo como de peligroso cada una de lo que ellas representan: El pecado, el mundo, la religión, la idolatría de las bendiciones o el placer de la vida terrenal, todas estas tentaciones nos dejan detenidos en la nada, lejos de la vida de Dios y sin esperanza de Salvación Eterna, de allí nos sacó el Señor, a costo de su sangre bendita, no lo tengamos en poco sino exaltemos en todo este camino su Santo Nombre y lleguemos, algunos lentamente otros animados pero todos encendidos en el Gozo del Señor, a nuestra Jerusalén Celestial.

Dios te bendiga.

Pastora Sara Olguín.


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