LA ORACION DE UNA MADRE LLAMADA SALOMÉ

 

Hoy quiero compartir este preciado Pan del Cielo con vosotros, leamos Mateo 20: 20 al 28.

Jesús nos enseñó desde el principio a que oremos por todo aquello de lo que tengamos necesidad: ÉL dijo Pedid y se os dará. (Mateo 7:7)

Pero en esta ocasión la Oración nos lleva a algo más profundo.

La sabiduría de Dios es profunda y da luz a nuestra inteligencia.

Dios nos enseña a orar con Sabiduría, pero también no dejando de tener hacia Él, una actitud correcta. 

Estas dos cosas, una actitud correcta y una petición hecha con sabiduría de Dios (no con sabiduría adquirida en el mundo) nos hará recibir respuestas asombrosas, y que ya han sido preparadas de antemano para nosotros, los que amamos el reino de Dios y su Justicia. (Mateo 6:33)

En esta oportunidad una Madre, llamada Salomé se acerca a Jesús para pedir algo muy osado para sus dos hijos. Lo que hace salir una respuesta de Jesús, primeramente: -No sabéis lo que pedís!

A veces nos acercamos a Dios a orar (pedir) cosas que ni entendemos ni conocemos.

Esta mujer se acercó a Jesús de una manera correcta, y de corazón sincero.

Ella se postró ante él. (Debemos adoptar esta actitud reverente y de adoración) para luego acercar a sus hijos, aunque ya eran adultos.

Es bueno ver que nosotras debemos no dejar de presentar nuestros hijos desde la niñez hasta la adultez a nuestro Dios, en Oración.

Pero, no es bueno, ser nosotras o nosotros, como padres la causa por la cual nuestros hijos, desde pequeños se alejen del Señor, de la casa de Dios, de la vida piadosa, poniendo como obstáculos las ocupaciones de este mundo, los deportes, etc., esas cosas que pasaran y que no serán aquellas que ellos necesiten para ser salvos ni para afrontar las crisis que vienen mientras vivimos en este mundo. (San Juan 16:33)

Ahora bien, esta mujer a pesar de servir a Jesús y de seguirlo (Marcos 15: 40 y 41) desconocía las leyes y los principios del reino de Dios, tal vez no los entendió con claridad cuando Jesús los iba enseñando, pero ella tiene una actitud correcta, viene a través de Jesús, con reverencia y adoración, pero pide algo erróneo, algo contrario a los principios del reino de Dios, algo que no funciona aquí como funciona en el mundo.

Seguramente ella aún no había sido transformada en su manera de pensar lo que le hacía ver que si ella estaba sirviendo a Jesús con sus bienes, ayuda, etc., tenía derecho de pedir para sus hijos un lugar de honor junto a Jesús en el reino venidero.

Jesús sabía que ella ignoraba (como muchos de nosotros) que quien quiere ser el primero en el reino de Dios será el último, que quien quiere ser el Mayor deberá ser como si fuera el menor, en el reino de Dios, y que los que quieren enseñorearse de las naciones no pueden permanecer en él. (por lo que muchos que querían hacer Rey a Jesús, y muchos que querían ser patrones de otros dejaron de seguirlo) Versículos 25-28

Jesús le preguntó entonces a sus hijos que ya estaban en edad de responder 

(Esto merece que lo veamos espiritualmente, pues cuando oramos que Dios haga algo con nuestros hijos, esposos, etc., el Espíritu obrará en el corazón de ellos, a fin de que si ése es también el deseo de ellos, ¡sea hecho! Pero qué cuando oramos que Dios haga tal cosa con nuestros hijos, esposos, etc. , y el Espíritu se acerca a ellos, y habla a sus corazones y ellos se niegan, ellos resisten el llamado?)

Ellos, Juan y Santiago, respondieron tan osados como su madre: -¡Podemos!

¡Ummm, ya no pudo hacer más el Señor, y habrá dicho: -Tal cual la madre, tal cual ellos! (Lógicamente parafraseando por mí)

¡Porque cuando hay dos o tres en acuerdo en la tierra, entonces se hace en el cielo!

El versículo 23: Es la respuesta a esa oración. 

La cual vemos respondida en Hechos 12:1 y 2 con la muerte por espada de Santiago como el primer mártir entre los apóstoles, y en el libro de Apocalipsis que nos muestra al Apóstol Juan exiliado y preso en la isla de Patmos.

Ellos habían sido transformados por causa de la oración de esta madre que al oír todas estas palabras de Jesús, le hizo comprender el peso de lo que había pedido y que caería sobre la vida de sus dos hijos, que si bien iban a estar puestos por el Padre en un lugar especial sería después de haber sido aprobados en el resultado de su entrega a la Verdad.

-¡Aprendamos a tener oraciones poderosas, pero tengamos entendimiento sobre cuál es nuestra actitud al acercarnos a Él. Si nuestras peticiones están llenas de la Sabiduría del cielo, tendremos inteligencia espiritual, en el momento de hablar delante de Dios por los nuestros!

Y si hemos orado sin inteligencia, o hemos actuado en un espíritu irreverente para acercarnos a Dios, podemos hoy arrepentirnos, replantearnos todo esto, y comenzar pidiendo dirección y sabiduría y entendimiento de las leyes del reino de Dios, para que tanto nuestra actitud como nuestras peticiones, sean alineadas a ellas.

 ¡Y veremos la bondad de Dios respondiendo, corrigiéndonos y mostrándonos los planes para los nuestros, para nuestras ciudades y nuestras iglesias locales!

Dios te bendiga

Pra Sara Olguín.