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JESÚS ¿POR QUÉ NO ESTUVISTE AQUÍ?

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                                                                                                               San Juan 11:3- Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Las hermanas, Marta y María,  enviaron un mensaje diciendo: ¡Señor, tu querido amigo esta gravemente enfermo! Pero nada más. ¿ Acaso le dijeron: - ¿Ven pronto? ¡No! Nosotros nos preguntamos porque no fue Jesús rápidamente a ver a su amigo, y  si bien el resto del relato nos hace entender el Plan de Dios con Lázaro y esta  enfermedad, también vemos las actitudes de “los que esperamos de Dios  grandes hechos a nuestro favor, pero muchas veces,  exigimos que lo hagan sin  que nosotros hablemos,  pidamos o le llamemos a nuestra situación, o a nuestras  vidas.” Pensamos que Dios lo tiene que hacer sí o sí porque Él dijo que nos ama. Sí, su amor es tan profundo, ancho e inextinguible que no alcanzamos a comprenderlo, pero lo exigimos. No nos preguntamos o no n

LA VOZ DE SARA FUE OÍDA

 



"A veces nos rodean aquellos que tienen un espíritu contrario al cual nosotros traemos, para ocasionarnos no solamente obstáculos sino confusión de nuestra identidad en Cristo Jesús."

Cuanto más nos determinamos a caminar por el camino de la fe, 

cuanto más nos esforzamos en seguir la guía del Espíritu, 

cuanto más declaramos que creemos en las Promesas de Dios, 

se manifiestan los ismaeles dentro nuestro, aquello en nuestras vidas, que tenemos urgentemente, que  desplazar por la fe, por la verdad, y por lo nacido de Dios.

 

Génesis 21:8-12

8- “En el mismo día del destete de Isaac, cuyo nombre significa Risa, el hijo de Agar, la esclava egipcia, se burlaba.”

El padre Abraham estaba contento con Isaac, el hijo nacido por la Promesa. 

Una promesa que llevó un largo camino de fe, hasta alcanzarla, pero no fue por su perfecta fe, sino por la Fidelidad de Dios con su Palabra.

Esta no fue una promesa condicionada con un Sí, -“si tú obedeces completamente todo”. 

No, fue una Promesa que a nosotros nos debe resaltar la Fidelidad de Dios con su Palabra (2 Timoteo 2:13 Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo)

Dios nunca fallará, aunque nosotros seamos infieles, él permanecerá Fiel a su Palabra. 

No a nosotros, sino a su Palabra, por eso más vale que aquello en lo cual creamos y estemos apoyando nuestra vida espiritual sea, su Palabra. 

Siguiendo con el versículo 8 habíamos leído que Abraham había hecho un banquete al destete de su Hijo Isaac, banquete que no había celebrado para con su hijo Ismael, quien tampoco fue recibido de parte de Sara con alegría como había planeado al darle a su sierva Agar a Abram, para tener un hijo por sus propios medios.

Así que podemos imaginar que mientras ellos, Abraham y Sara compartían con ese banquete el crecimiento de su Hijo, que ya se desprendía completamente de la dependencia del alimento materno, el hijo nacido de la esclava, Ismael, sufría el resentimiento causado por el desplazamiento que trajo Isaac en su vida, de la vida de su padre Abraham.

Hay cosas que suceden en nuestras vidas, que vienen de Dios y que tienen que desplazar a otras, que no nacieron y que no son de Dios en nuestras vidas.

Y Hay reacciones que pueden acontecer por causa de esto.

Hay situaciones que se generan por causa de que Dios está quitando cosas que ya no tendrían que estar en nuestras vidas, y que nos retrasan en nuestro crecimiento para alcanzar la madurez. Cosas que ya no tienen que convivir con nosotros.

Agar e Ismael, habían pasado ya 13 años junto a Abraham y Sara, pero desde hacía 3 años la situación a causa del nacimiento del hijo de la Promesa había cambiado. Y durante esos 13 años estaban conviviendo de una manera, que no era el modelo de Dios para una familia.

El destete como  ocurría en la antigüedad alrededor de los tres años, lo vemos en Éxodo con Moisés, en 1 Samuel con Ana, pero también lo vemos en el Nuevo testamento, cuando los discípulos de Jesús que habían nacido por el espíritu incorruptible de la Palabra, son apartados por el Maestro Jesús, junto con él por casi tres años, no bebiendo más que la leche de la Palabra pura que Jesús les dio.

Hebreos 5:13 y 14

Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14 -pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

Y Dios te pregunta: -¿ Estás todavía tomando la leche espiritual? O ¿Ya te llegó el  tiempo de asumir tu madurez, porque ya pasó el tiempo de tu destete? ¿Estás ejercitando el uso de tus sentidos espirituales, para discernir el bien y el mal a fin de no equivocarte?

Así también había llegado el tiempo del destete para sus discípulos, y dice que luego de esos tres años,  comenzaron a comer lo sólido.

Comenzaron a discernir conforme lo que habían ya incorporado dentro de ellos, lo justo de lo injusto, el bien y el mal.

Y yo pregunto ¿estaba Jesús todavía entre ellos o ya había ascendido al cielo, cuando ellos fueron dejados, destetados, cuando se les separó su Maestro, y ellos tuvieron que asumir que debían comer lo sólido, para alcanzar la madurez espiritual?

Claro que les fue  dado, como a nosotros, Uno igual a Jesús, a la Persona del Espíritu Santo, pero aún así, como nos pasó a nosotros, crecer no es fácil, así que

¿Cómo lo hicieron ellos? 

 Con mucho sufrimiento alcanzaron esa madurez,  a través de la prueba de su fe, a través de comer alimento sólido.

Así que si hoy estás comiendo alimento sólido, es porque es necesario que ya no estés recibiendo leche.

Así podemos ver que mientras la biblia nos cuenta una secuencia normal en la vida de un niño en aquel tiempo, como el destete, y el por qué era un motivo de alegría, vemos que paralelamente también, ese mismo día comenzó a manifestarse, a hacerse evidente  la transformación ocurrida en Sara, la mujer de Abraham, aquella que si vemos desde Génesis 11: 29 al 31, hasta el capítulo 17:15-16 en el cual dice: 

15-“También Dios le dijo a Abraham: -Tu esposa Sarai, ya no se va a llamar así. 

De ahora en adelante se llamará Sara” 16 - Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.

Así que Dios se acerca y le dice, que ya su nombre no es más Sarai sino Sara, y que también la iba a bendecir, y que Dios le iba a dar un hijo de Sara.

Una cosa es que tus padres te hayan puesto un Nombre, otra que tú te hagas llamar como a ti te gusta, pero otra más poderosa es que Dios te cambie o te renombre, aleluya.

Dios puso terminó a un tiempo en la vida de esta mujer. Dios determinó la muerte de aquella, y el nacimiento de esta. ¿Por qué?

Porque Sara debería alimentar al hijo de la Promesa, a su Isaac.

¿Y que le daría en los primeros años de lactancia?

¿Leche adulterada, la leche aligerada con las cosas del mundo, afectada por la mentalidad de una naturaleza caída?

Se aproximaba el tiempo del cumplimiento y vemos a Dios ocupado en ordenar lo que no pudieron ordenar Abram y Sarai en sus vidas.

Todo lo que habían vivido era fruto de una mentalidad no renovada, de una naturaleza gobernada por sus propios pareceres, y de una fe aún imperfecta.

Por ello Ismael fue el fruto de Abram y Sarai

Pero Isaac iba a ser el fruto de Abraham y Sara.

Volviendo a Génesis 21:9 dice que Sara vio que el hijo de la mujer egipcia se burlaba de Isaac. En la versión Hebrea no dice, de quien se burlaba, mientras que en la versión griega se agregó: "de Isaac". Pero se burlaba, Sara vio que se burlaba.

De todas formas, podemos interpretar que algo movía a Ismael a tomar una conducta diferente, desde el día del nacimiento de Isaac en el Hogar de Abraham y Sara, y que fue observada por Sara, fue vista por Sara, y eso es lo que quiero que notemos, si aquí hubiese estado Sarai ella no habría percibido lo que estaba sucediendo, lo habría visto de otra manera. 

Pero lo que observa Sara, lo que ve Sara es a partir de esa transformación que se produce en esos tres años, porque no solamente fueron tres años de amamantar a Isaac, sino de  vivir ella misma, una nueva relación  con el Dios que cumplió su Promesa. Ella comenzó un andar con ese Dios. 

Y dice que ella vio esta situación  y la discernió tan grave, al punto de llevar ese mismo día  esta queja ante Abraham, y pedirle con urgencia y determinación, que echara a Ismael y a Agar, su madre.

Ella había visto algo, que no había sido visto por Abraham, ella había sido transformada en una mujer espiritual, en una mujer que valoraba de una manera sorprendente, ahora sí, las promesas de Dios. 

Y Sara entendió que había que hacer algo,  y que Abraham no tenía fuerza para llevar a cabo.

Sara argumentó, que su hijo Isaac (Hijo de la promesa) no podía compartir su herencia, con Ismael (el hijo de la esclava) , Sara fue determinante y decidida, como leemos en el versículo 10.

Y ¿Cuál fue la reacción de Abraham?

Seguramente habrá pensado: – “¿Qué esta diciendo ahora esta mujer? Si ella misma fue la que hace 13 años atrás, tuvo la idea de darme a Agar y yo le concedí su deseo.

¿Podría ahora hacerle caso y echarlos porque a ella se le ocurría? Si por aquella vez, hacerle caso estaban viviendo ahora las consecuencias, qué pasaría ahora si volvía a conceder lo que le decía.

En Génesis 21: 11-12

Dios le dice: 11-Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.

12 -Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia.

Entonces Dios tuvo que intervenir y decirle a Abraham de esta manera: “-No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, ahora sí Abraham, ahora sí oye su voz, antes no, antes tendrías que haber clamado a mí, porque ella era Sarai, porque ella estaba andando en la carne, porque ella estaba andando en sus fuerzas, en sus deseos, y tu oíste su voz, y les fue mal. 

Mas ahora que ella anda en el espíritu, ahora que ella es una nueva criatura transformada en esos tres años por estar en mi Presencia, ahora tú no quieres escuchar su voz. Por eso ahora es Dios quien le dice: "En todo lo que te dijere Sara oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia."

¿Qué tremendo cuando Dios te avala en lo que dices?

¿Y cuándo Dios te avalará en todo lo que digas?

Cuando tu andar sea en el Espíritu, en la naturaleza nueva, mirando con los ojos abierto de tu entendimiento renovado, y hablando conforme la Palabra de Dios enseñada como leche espiritual no adulterada.

Job 22: 28

Determinarás asimismo una cosa, y te será firme. Y sobre tus caminos resplandecerá luz.

¿Cuándo? 

Cuando te has despojado, te has quitado toda obra de la carne, y andas en el Espíritu.

1 Juan 5:14

Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye.

Cuando andamos en el Espíritu correcto, y hablamos alineados al Espíritu de Dios, Dios nos oye, y Dios hace que nuestra voz sea oída, por otros

 Él hace que tu voz sea respetada, sea tomada en cuenta, que cuando se oiga tu voz Dios mismo te respalde.

Sara había llegado a alcanzar un crecimiento tal, que sus ojos espirituales veían de otra manera, veían de tal manera que afirmó al declarar esto, algo que nos es explicado en el Nuevo Testamento por medio del Apóstol Pablo en Gálatas 4:29 -30

29- “Pero, uno de los hijos de Abraham, quien nació por decisión humana, trataba mal al otro hijo, quien nació por el poder del Espíritu. Eso mismo sucede ahora. 30 -¿Pero qué dice la Escritura? «Echa fuera a la mujer esclava con su hijo. El hijo de la mujer libre recibirá todo lo que tiene su padre. En cambio, el hijo de la mujer esclava no recibirá nada”

Hay muchas cosas en nuestras vidas que, se burlan de nuestra Fe, se burlan de nuestros momentos preparados por Dios para reír, porque nacieron por nuestra propia decisión en nuestras vidas, y eso nos juegan una mala pasada, de tratarnos mal cuando nosotros queremos vivir en el espíritu.

Dice en Gálatas, que Ismael, nacido por decisión humana, trataba mal a Isaac, nacido por el Poder de Dios. 

Y eso mismo sucede ahora, dice el Apóstol Pablo, eso mismo continuo desde aquel entonces hasta hoy sucediendo con nosotros, descendientes del Hijo de la Promesa.

En el versículo 30 dice: -¿Pero qué dice la Escritura? ¿Qué solución tenemos para esto? ¿Cuál fue la  solución que horrorizó al padre de la Fe Abraham,  aquella que le propuso con urgencia y determinación su esposa Sara? 

Sara le dijo- Echa fuera a la mujer esclava con su hijo.

El hijo de la mujer libre es el que va ha recibir todo lo que tiene su Padre.

El hijo de Dios, el hijo nacido en la Jerusalén Celestial, es el único a quien el Padre oye, y a quién el Padre le concede todas las cosas.

Cuando tú estés fuera de ese orden, cuando tú te muevas fuera del espíritu correcto, todo lo que tú des a luz va ha ser en la carne, y toda oración que tú hagas, y toda palabra que tú digas no va ha ser oída en el cielo, pero sí en la tierra, el enemigo la va a oír y te va a ayudar a concretar cosas que no son nacidas por el Poder del Espíritu.

Entonces dice el versículo el hijo de la mujer libre recibirá todo lo que tiene su Padre, en cambio el hijo de la esclava no recibirá nada, no recibirá nada.

Cuando nosotros andamos en la carne no recibimos nada de parte del Padre, porque no nos oye hasta que andemos guiados por su Espíritu.

Así como en Sara hubo una Sarai, que trajo frutos de su propio brazo, que trajo conflictos con su propia impaciencia humana, y que generó contienda en su matrimonio, así también cada vez que nuestra antigua naturaleza, quiera anticipar los tiempos de Dios en nuestras vidas, quiera obtener por formas humanas, que ya no nos son lícitas, traerá división y lucha dentro de nosotros mismos, generando tristezas, decaimiento, cansancio, desesperanza en la vida espiritual.

 Pero basta que nos posicionemos como Hijos de Dios, nacidos por el Espíritu, y nos determinemos a seguirlo, a obedecerlo, y a permitirle que sus frutos, y no los nuestros, se manifiesten en la Nueva naturaleza, para ver que Dios nos entrega sus promesas, nos avala nuestra palabra y confiere autoridad a nuestra voz.

No temas a la burla,  porque ella, no solo mostrará que lo que tienes es de Dios sino que Dios mismo hará que tu voz sea oída en medio de las injusticias, en el reclamo de los que no tienen voz, y en la necesidad de la determinación para desplazar, lo que no es nacido por las promesas de Dios, ¡aleluya!


Dios te bendiga!

Pastora Sara Olguin.


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