¡El
Espíritu Santo llegó para quedarse contigo!
Vino
para transformarte, para que tu trastornes tu ciudad.
¡Vino
para caminar junto a la Iglesia!
Jesús
vino pero sabía que tenía que volver (San Juan 17:13)
pero él nos dejó su Espíritu, el Espíritu de Jesús, para que se
quedase con nosotros hasta que él regresara, Aleluya.
El
Espíritu Santo todavía no estaba con ellos, era aún una promesa
del Padre, para ellos, los que habían amado y creído en su Hijo
Jesús. (Lucas 24:49- Hechos 1:4)
Muchas
visitas vienen pero no se quedan; a veces no las dejamos quedar; a
veces se quedan un poquito y ya queremos que se vayan porque nos
molestan; hay visitas que nos incomodan, que rompen la rutina de la
casa y queremos que se vayan pronto.
Y
muchos cuando llegó
el Espíritu Santo les incomodaba.
Les
incomodaba el Espíritu Santo, les
incomodaban esas
exageraciones, ver personas tranquilas que de golpe, se tornaban un
poco fuera de sí, fuera de control, ¡era impresionante!
Imaginémonos
esa gente, que habían pasado 10 días de oración, y de pronto
comenzaron gritos, con una confusión de voces, alabanzas, gritos de
júbilo.
¿Cómo
estaban esas personas fuera de sí? Para los demás estaban
borrachos.
Decían
-¡Están borrachos de vino!
Lo
que produjo ese día del derramamiento del Espíritu Santo, era como
cuando una persona está bien borracha. ¿Cuántos vimos personas
bien borrachas? Que no pueden ni mantenerse en pie, no pueden
coordinar sus gestos ni su hablar.
Para
la Gloria de Dios, muchos de nosotros vivimos tantas de esas
experiencias, pero no quisimos quedarnos, muchos de nosotros repito,
con las experiencias sino que quisimos quedarnos con el Señor, con
el Espíritu de Dios, porque donde está el Espíritu de Dios hay
LIBERTAD, entonces nosotros quisimos quedarnos con la Libertad.
¡Los
que tenemos el Espíritu Santo tenemos entonces Libertad!
Otros
el día que vino el Espíritu Santo, quisieron quedarse con la
religión, con una determinación dentro de sí, de que no iban a
pasar el ridículo, porque así veían a los que el Espíritu Santo
llenaba, ¡cómo ridículos!
Entonces
el Espíritu Santo vino, para quedarse, aleluya, pero a muchos no le
agradó esa visita, y no lo recibieron o no lo dejaron permanecer en
sí, o en un lugar. ¡No fue bien recibido! Lo contristaron.
¿Qué
dice Efesios?
Efesios
4:30-”Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención.”
Muchos
tienen al Espíritu Santo contristado.
¿Qué
significa contristado?
Significa
entristecido, significa apagado.
Muchos de nosotros hemos callado al Espíritu Santo.
Es
como cuando Uno está enojado con el Otro, y no le habla.
Van
de aquí para allá, pero la otra persona no le habla. Está callada.
¿Y Uno no se siente incomodo cuando está con la persona que ama, y
ésta está callada, no nos habla?
Nosotros
como Iglesia hemos callado al Espíritu Santo.
En
Efesios 5: 18 -No os embriaguéis con vino, en
lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19
-hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos
espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.
¿Quieren
ser borrachos? ¿Quieren andar como borrachos?
Bueno
llénense del Espíritu Santo, y no van a extrañar la antigua vida,
van a estar borrachos pero del ¡ESPÍRITU SANTO!! ¡gloria a Dios!
¿Cómo
nos llenamos del Espíritu Santo?
Cantando
en nuestros CORAZONES, así que no es un problema si no sabes
cantar, o no tienes conocimiento de música, o no sabe tocar
instrumentos musicales, suficiente, agradable, aceptable a Dios es
que cantemos en nuestros corazones al Señor.
¿Sabes
por qué? Porque muchas veces cantamos pero no con el Corazón al
Señor, no desde el corazón. Cantamos para la gente, para los
oyentes, o para uno mismo.
Todo
lo que haga cuando lo hago con gratitud a Dios, eso, hace que me
llene y me mantenga llena del Espíritu Santo. ¡Qué sencillo que
es!
Así
ocurrió cuando Llegó el Amado Espíritu Santo al lugar donde todos
estaban reunidos por 10 días, después de la Ascensión de Jesús al
cielo. Ellos estaban esperándolo, sin saber a que hora y en que día
llegaría la Promesa del Padre.
Hechos
2:
1-
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un
mismo lugar.
2-
De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de
viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados,
3-
y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose,
se posaron sobre cada uno de ellos.
4-
Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en
otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para
expresarse.
Dice:
que fue en un día determinado. Después de 50 días a partir de la
resurrección. O las Primicias
Levíticos
23:15
15
»Cuenten siete semanas completas (49) desde el día
que trajeron el manojo para presentarlo, (Cristo, las
primicias 1 Corintios 15:20 y 23) o sea el día después del
día de descanso.(octavo. Domingo)
Dios
como hemos visto, tiene una Agenda.
Todo
está agendado.
Dios
es un Dios de Orden y no improvisa.
Así
como tampoco Dios no improvisa en nuestros días, todo lo que él
hará en nuestras Jornadas está agendado, y nos lo hace saber por
anticipado a través de sus palabras proféticas.
Jesús
caminó conforme a esa agenda, todo fue antedicho por los profetas,
pero él sabía que hacer cada día conforme lo que estaba escrito
sobre él.
Por
eso no debes esperar el mal, sino el bien de Dios sobre cada día de
tu vida.
Hoy
es un día ya establecido por Dios en tu vida: declara el bien,
llama a existencia lo asignado por él para ti.
Llegado
el día establecido como el día de Pentecostés, sobre el cual ya
estaban enseñados, y estando todos juntos.
-Si
querían recibir, ver, y conocer al Espíritu Santo, debían los
interesados, juntarse. Y estar en un mismo lugar señalado por Dios,
que era el llamado: Aposento Alto.
Este
era un lugar elevado, generalmente construido en la azotea, fresco y
amplio para huéspedes.
Hechos
1:3-
Cuando
hubieron entrado en la ciudad, subieron al aposento alto donde
estaban hospedados, Pedro, Juan, Jacobo y Andrés, Felipe y Tomás,
Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas,
hijo de Jacobo[e].
14
-Todos estos estaban unánimes, entregados de continuo a la
oración junto con las mujeres, y con María la madre de Jesús,
y con los hermanos de Él.
Porque
después de los 40 días de que Jesús, habiendo resucitado, estuvo
con ellos, y luego de ascender desde el Monte de los Olivos, en
Jerusalén los instruyó que se dirigieran a Jerusalén
y orarán, y que esperaran juntos allí para recibir la
promesa que su Padre les había hecho.(Lucas 24: 47-49)
Los
apóstoles obedecieron y entraron a Jerusalén escogiendo el Aposento
Alto dónde se habían alojado. El mismo lugar donde unas semanas
atrás habían cenado junto a Jesús la última noche antes de su
arresto, y posterior crucifixión.
Notemos
que ellos tuvieron que hacer algo, por la fe:
1-
Ir a Jerusalén
2-
reunirse en el mismo lugar, estar juntos.
3
- entregarse a la oración
4- Esperar.
Su
oración iba a ser constante, con fe y unánimes, nadie iba a pedir
algo contrario, propio o personal. Y estarían Esperando.
Esperando
de la manera que Dios quiere que el Justo espere: Alabando,
gozándose.
Notemos
que el Espíritu Santo vino de repente: Fue explosivo, y
sin aviso.
Pero
cuando decimos derramamiento estamos diciendo evidencia.
¡Cuando
llega a tu Vida, tu eres transformado para trastornar tu entorno!
Ellos
vieron.
¿Qué
vieron? Sus manifestaciones: Fuerte ruido, fuerte viento, lenguas de
fuego sobre cada uno, sus bocas expresaron lo que él quiso. Es decir
el Espíritu Santo hablo por sus bocas en todas las lenguas, para dar
a conocer a los que fueron convocados por la Fiesta de las Semanas,
que Dios estaba allí.
A
partir de Allí el Espíritu comenzó a caminar junto a ellos, la
Iglesia.
Comenzó
a acompañarlos, instruirlos, consolarlos, levantarlos, esforzarlos,
a darles denuedo, a iluminarles su corazón para que recordarán y
entendieran las enseñanzas de Jesús, a hacer la Obra en el corazón
de las personas, a trabajar junto a ellos.
A
partir de ese momento, vino el Espíritu Santo para quedarse.
Y
hasta hoy está con la Iglesia.
Si
tu eres una parte de esa Iglesia él camina junto a ti, para
enseñarte a someterte, a entregarte, a servir, a avanzar y estar
unánime al resto del Cuerpo de Jesús.
1
Corintios 12
13
- Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos
se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
ÉL
vino para dar vida al Cuerpo de Jesús, que es la Iglesia, y a ubicar
a cada uno de nosotros en él, para que con los dones dados por él
mismo hagamos funcionar, mover, andar a este cuerpo.
Jesús
dijo: Separados de mí nada podéis hacer. Separados de la Cabeza el
cuerpo no funciona, pero separados del cuerpo tampoco funcionamos.
El
Espíritu Santo vino a mantenernos unidos, unánimes bajo esa Cabeza,
que es la que lleva al cuerpo.
El
Espíritu Santo, vino cuando él quiso, y se hizo ver, se hizo oír y
se hizo sentir.
Así
lo verás, lo sentirás y lo oirás si lo esperas, luego de buscar su
Persona en ayuno y oración. En comunión y amistad, en humildad y
dependencia.
Si
andamos de acuerdo con él, nunca estaremos ni nos sentiremos
extraños al Cuerpo, sin dirección o instrucción por la Cabeza, y
sin capacidad para funcionar en la Obra del Señor dentro de la
Iglesia de Dios.
Te
invito a Orar, después de reflexionar juntos esta palabra sobre la
amada persona del Espíritu Santo, si está callado en tu vida, si
necesitas mantenerte lleno de él, o si no has recibido la Promesa
del Padre como si, has tenido miedo de recibirlo y dejarlo quedar en
ti, en el Aposento Alto de tu corazón.
Oro
por ti, seas lleno con la evidencias de las lenguas del Espíritu,
que seas transformado y todo lo que tenga que ser trastocado en tu
vida acontezca.
Dios
te bendiga.
Pastora
Sara Olguín
Amen 🙌🏼🙋🏻♀️
ResponderEliminarTremendo...Es así que nosotros avanzamos, comendo deste Pan precioso que és la Palavra de Dios.
ResponderEliminarComo soy bendecida por este Ministério!!
Gracias amada hermana Shirlei Dórico Dios nos regalo la compañía Podés de su precioso Espirito, es un honor caminar con él y participar de sus hechos poderosos!!! Un fuerte abrazo en Cristo valiente Mujer!
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