ENTRADA DESTACADA

LA PODEROSA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO

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               2 Reyes 4 Una mujer había quedado  viuda y endeudada y con el riesgo de que sus dos hijos perdieran sus libertades. ¿Qué hizo? Llegó hasta lo último y luego clamó a Dios.  ¿Y de que manera clamó a Dios?  Visitando al profeta para hallar dirección de Dios para su vida. Así acostumbramos hacer muchos de nosotros, muchas de las veces en que nos encontramos en situaciones que llegaron al límite y ¿qué hacemos?  Esperamos hasta que el agua nos llegue al cuello para orar, y pedirle a Dios qué debemos hacer. Lo vemos con el pueblo de Dios en Éxodo 3:7   Esperó hasta perder sus libertades para clamar a Dios,  Así como en Jueces 6: 7 Aquí también vemos al pueblo escondido y lleno de miedo a causa de los Madianitas, pero que por último claman a Dios, para recibir dirección y ayuda.  Siempre sucedió así por causa de alejarse de Dios, de desoírlo, y de sentirse ellos sus propios dueños para hacer las cosas a su manera.  Dice  Jeremías 2:13 -Porque dos males ha hecho mi pueblo: me de

LA MANO DE PAPA


Hace casi 30 años atrás, cuando corrían los primeros días de mi conversión a Cristo y en un regreso, de una de mis primeras reuniones con la Iglesia, ocurrió esto que les contaré y que nunca, nunca he podido olvidar ni olvidaré jamás.
Venía regresando tarde de la reunión y traía conmigo un cassette de música de alabanza y adoración, que me habían prestado y una de las razones por lo que quería llegar rápidamente a casa, era la de oír por  primera vez  toda aquella nueva y diferente, música. 

Así que en el auto que nos traían,  veníamos cantando, orando y llorando y muy embargada por esa Presencia Gloriosa de aquella hermosa reuníon, le pedía a Dios que no me soltará, que no me dejará nunca.
Luego, cuando llegando a casa, mis amigos y yo entramos, y como yo traía a mi  hijito dormido en mis brazos, me dirijí hacia la habitación de mi pequeño y mis amigos fueron hacia la cocina a fin de prepararnos algo rápido para comer, ya que era muy tarde, antes de eso, uno de ellos  tomó el cassette de música (sí en aquel tiempo fue un cassette, jaja) encendió el equipo y el cassette comenzó con la primer canción, cuando en el mismo instante que yo  estaba dejando a mi hijito en su cama y que mis amigos entraban ya en la cocina,  en vez de escucharse la canción que estaba, habló una voz diciendo: 
" No te sueltes de mi mano, Yo nunca soltaré la tuya, yo nunca te dejaré" 
Corrí hacia el equipo y buscado al inicio, al medio y al final de la canción lo que todos habíamos oído, para volver a oír la frase...no hallé nada, pero nada, nada, nunca más pudimos encontrar esa voz hablando... ni aún cuando días después yo seguí escuchando el cassette de música para ver si la hallaba.

Esas palabras fueron la respuesta a la oración que yo venía pidiéndole a Dios en el auto: Que nunca me soltase de su mano.


Wow! ¡Mi Dios era un Dios Vivo y que me hablaba! ¡Que hablaba, y de una manera tan asombroso!


Mucho tiempo después entendí que significaban aquellas palabras de parte de nuestro Padre Celestial, no eran solamente respuesta a mi petición sino una enseñanza que me ayudaría en toda mi vida Nueva. La cual aprendí con el tiempo y a la luz de las Escrituras.

En Isaías 41: 13 "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, Yo te ayudo"


Notemos que:

 1) Nuestra comunión con Dios,  desde allá en el Edén, cuando nuestros padres Adán y Eva, transgredieron su voluntad, se perdió. Fue perdida también para sus descendientes.  La perdimos.
No fuimos perdidos por el Padre sino, todos nosotros nos extraviamos de su camino, al perder nuestra comunión con él. (Isaías 53: 6)

2) Su voluntad fue enviar a su Unigénito (san Juan 3:16) y recuperarnos; recuperar esa hermosa comunión filial, volviendo a vivificar nuestros espíritus, muertos, separados a causa de nuestros pecados. (romanos 3:23)

3) Su mano quedó vacía de nosotros, pero Jesús nos volvió al Padre; y ahora nos dice a través de su Palabra:- Por favor no te sueltes de mi mano, yo nunca lo hice, ni jamás lo haré; nunca te soltaré de mi Diestra (Jesús).(parafraseado por mí).


Sucede que lo primero que hacemos, es soltarnos de la mano de papá.
Como cuando los niños ven  delante de sus ojos aquello que anhelan con todo el corazón, o aquello otro, tan llamativo, multicolor y divertido  ( 1 San Juan 2:16) y corriendo,  sin importarles si tropiezan o no, intentan soltarse de las manos de sus padres para llegar más rápido. 
Como cuando éramos niños, y papá o mamá debían correr para sujetarnos, pues no veíamos los riesgos del entorno, solo veíamos lo que estaba enfrente a nuestros ojos y sus voces se oían decirnos: - No te sueltes de mi mano, no hagas fuerza por quitar tu mano de la mía y correr solo..."

Así fue como oí esa voz en medio de aquella canción,  como un ruego del Padre, que me pedía que no quitara mi mano de la suya, pasara lo que pasara:
-¡No te sueltes de mi mano Yo nunca te soltaré de mi Diestra!
 Aún así muchos dicen -¡Dios me abandono!
¿Puede ser que tus padres naturales te hayan soltado tu mano alguna vez a propósito, frente a una gran avenida transitada por muchos autos? 
Nunca ¿verdad?
¿Puede ser que Aquel que dio a su Único hijo, para que cargando tus pecados y los míos fuese crucificado en la cruz te dejase, después de tan grande demostración de amor al recuperar tu comunión con él?
¿Será que soltaría tu mano?
Vinieron muchas, muchas pruebas después de aquellos días: perdí embarazos; casi la vida; fuimos robados; tuvimos pérdidas materiales; fuimos traicionados, engañados, etc, etc y también herimos a otros, fallamos, desilusionamos, etc, etc,  pero ¿sabes qué? Jamás me he soltado de su mano.


No encontré ninguna excusa para hacerlo, y jamás se me cruzó por la mente. Como dijo el Apóstol Pedro " ¿adonde iremos?, si solo tú tienes palabras de Vida Eterna". (San Juan 6:68)

 -Cuando el fango, las aguas o el fuego llegaban casi a mi cuello, su fuerza me levantaba y ponía mis pies sobre la Roca, que es más alta que yo.
 -Cuando yo andaba volando, y volando,  Él hacía peso con su mano y me colocaba en el lugar correcto, a fin de que mis pies sintieran la realidad que estaba a mi alrededor y la sometiera, sin escaparme.

¡Oh sí! Te puedo garantizar que si tu no te sueltas El jamás de los jamases te dejará caer, no te dejará dañar y no te dejará sin fuerzas en ningún momento de oscuridad.

Esa es su Mano: Fuerte, Paternal, y Grande sobre ti, que nunca te soltará, pero tú por favor no lo dejes, ¡no te sueltes!

Salmo 118: 15- " Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos;
                          La diestra de Jehová hace proezas.
                    16- La diestra de Jehová es sublime; La diestra de Jehová hace valentías"
Amén.

 Dios te Bendiga Pastora Sara Olguín

Ministerio Casa de Pan.


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