ENTRADA DESTACADA

LA PODEROSA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO

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               2 Reyes 4 Una mujer había quedado  viuda y endeudada y con el riesgo de que sus dos hijos perdieran sus libertades. ¿Qué hizo? Llegó hasta lo último y luego clamó a Dios.  ¿Y de que manera clamó a Dios?  Visitando al profeta para hallar dirección de Dios para su vida. Así acostumbramos hacer muchos de nosotros, muchas de las veces en que nos encontramos en situaciones que llegaron al límite y ¿qué hacemos?  Esperamos hasta que el agua nos llegue al cuello para orar, y pedirle a Dios qué debemos hacer. Lo vemos con el pueblo de Dios en Éxodo 3:7   Esperó hasta perder sus libertades para clamar a Dios,  Así como en Jueces 6: 7 Aquí también vemos al pueblo escondido y lleno de miedo a causa de los Madianitas, pero que por último claman a Dios, para recibir dirección y ayuda.  Siempre sucedió así por causa de alejarse de Dios, de desoírlo, y de sentirse ellos sus propios dueños para hacer las cosas a su manera.  Dice  Jeremías 2:13 -Porque dos males ha hecho mi pueblo: me de

UNA MANERA DE PENSAR VENCEDORA.




Cantar de los Cantares 1: 5- “Morena soy, pero hermosa, hijas de Jerusalén; morena como las carpas de Cedar, hermosa como los pabellones de Salmá. 6-No se fijen en mi tez morena, ni en que el sol me bronceó la piel. Mis hermanos se enfadaron contra mí, y me obligaron a cuidar las viñas; ¡Y mi propia viña descuidé!

La Sulamita dice: -es verdad que perdí el blanco atractivo de mi piel, es verdad que parezco solo un objeto de uso como las carpas de Cedar, pero yo sé: que soy hermosa.
Yo veo aquí, a una mujer que se vio obligada por sus parientes, por el destino, por las circunstancias que le vinieron en suerte, a tener que dedicarse a cuidar a otros, a trabajar por otros, pero que no perdió su autoestima.
Que no por no haber podido concretar sueños y etapas en su vida, se desvalorizó.
 No perdió el sentido de la verdadera belleza, y de su verdadero valor.
El pensar de esta manera le hizo actuar de una manera diferente y vencedora, porque no perdió: el fruto de su sacrificio.
Tal vez naciste en medio de las peores circunstancias, fuiste signada por la peor familia, a los peores padres,  o tuviste que acompañar a un marido enfermo. Lo que sí quiero decirte, es que si no quieres perder los resultados de ese sacrificio o de esa entrega, debes tener esta manera de considerarte a ti misma.

¡Debes considerarte valiosa, recuperarte a ti misma, y a tu vida (tu viña) enriquecida por el mismo sacrificio de entrega, que aparentemente pudiera haberte dañado! 
Dios te bendiga. 
Pastora Sara Olguin
Artículo escrito para la Revista EsterMagazine
Derechos de Autor Reservados-















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