ENTRADA DESTACADA

LA MANO DE PAPA

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Hace casi 30 años atrás, cuando corrían los primeros días de mi conversión a Cristo y en un regreso, de una de mis primeras reuniones con la Iglesia, ocurrió esto que les contaré y que nunca, nunca he podido olvidar ni olvidaré jamás. Venía regresando tarde de la reunión y traía conmigo un cassette de música de alabanza y adoración, que me habían prestado y una de las razones por lo que quería llegar rápidamente a casa, era la de oír por  primera vez  toda aquella nueva y diferente, música.  Así que en el auto que nos traían,  veníamos cantando, orando y llorando y muy embargada por esa Presencia Gloriosa de aquella hermosa reuníon, le pedía a Dios que no me soltará, que no me dejará nunca. Luego, cuando llegando a casa, mis amigos y yo entramos, y como yo traía a mi  hijito dormido en mis brazos, me dirijí hacia la habitación de mi pequeño y mis amigos fueron hacia la cocina a fin de prepararnos algo rápido para comer, ya que era muy tarde, antes de eso,...

LIBERTAD PARA BEBER

Ester 1:8 "Y la bebida era según esta ley: Que nadie fuese obligado a beber; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa, que se hiciese según la voluntad de cada uno."

El rey Asuero en su generosidad real, ofrecía de su vino a TODOS. 

¿Quienes sin obligación, pero en libertad podrían no querer gustar de este vino real?

Ricos y pobres; príncipes o plebeyos, podían acercarse sin temor, y gratuitamente beber del mismo. 

¿Quién despreciaría esta única oportunidad de saborear en su paladar y beber cuanto quisieran de este costoso y no común vino?
 Pienso que ninguno.

Sin embargo en Juan 7:37 El verdadero Rey invitó, también en el último y gran día de la fiesta, a que todos los que tuviesen sed, vengan a él, y gratuitamente y sin medida bebieran del agua que saciaría eternamente la sed de todos ellos y a diferencia de producirse un rebozo de gritos de júbilo y alegría, sus palabras trajeron división entre la gente (S Juan 7:40).


No es la generosidad, la gratuidad, o la abundancia lo que ocasionará división, duda o incredulidad, sino las palabras que provienen de la Verdad.


Dos reyes, dos reinos, el mismo ofrecimiento: Alegraos y bebed con libertad! 


Uno de ellos produjo algarabía, el otro rey cuando habló trajo conflicto entre la verdad y la mentira, despertando los deseos de matarle.

La Verdad aunque se nos acerque con abundancia, gratuitamente y sin obligación produce:  entrega o exasperación, en quienes la recibimos.


 Tengámoslo presente! 
¡Bendiciones plenas y abundantes de nuestro Rey!
 Sara Olguín

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