¿Persecución? ¿Aflicción? ¿Disciplina?
Cada una de estas pruebas: la prueba de la persecución, la prueba de la aflicción y la prueba de la disciplina, tienen casi siempre, las mismas fuentes, u origen.
Estas fuentes las podemos identificar como
1.Otras personas
2.Circunstancias
3.Uno mismo.
Muchas veces nos sentiremos perseguidos por personas (calumnias, difamación, contiendas) o por persecuciones espirituales (sentimos acosos, opresiones, disturbios).
También seremos envueltos en circunstancias adversas, tribulaciones, dónde podremos observar sus movimientos, pero otras serán circunstancias espirituales en que sentiremos que nuestras emociones son influidas y movidas por éstas.
Y otras seremos nosotros mismos la razón por la cual estaremos sintiéndonos perseguidos, afligidos o disciplinados.
Ahora seguramente quieres preguntar sobre el porqué de las pruebas.
Recuerdo cuando inicié el Camino, no podía entender cuándo lo que vivía se trataba de una prueba para crecer, como escuchaba en las predicaciones, y cuándo estaba en una prueba por disciplina; releía los versículos pero nada, y estaba desesperada por entender, pensaba que entendiendo me evitaría entrar en ellas.
Pero no era así, no se pueden evitar por entenderlas.
Ellas son en algunos casos el instrumento con el cual Dios nos va formando, y aprobando, y otras la varita para corregirnos de lo que no queremos corregir a pesar, de comprobar que no es bueno para nosotros y nuestro prójimo.
1 Pedro 2:20,21 "Pues, qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas."
Nos damos cuenta que el interés de Dios no son nuestros problemas (los cuales Él puede quitárnoslo en un abrir y cerrar de ojos) sino como los afrontamos.
La prueba, puede haber sido generada por dos actitudes muy diferentes, una por pecado y la otra por hacer lo bueno, como leemos en el versículo expuesto.
A causa de algún pecado que estamos practicando, entraremos en conflicto espiritual, y en lo natural con las personas allegadas a nosotros (familia, trabajo, profesión, iglesia).
Por ejemplo si yo antes de conocer a Jesús, vivía buscando causas inexistentes o existentes, de discusión con mi cónyuge, seguramente sufría las consecuencias inmediatas a ello (bofetadas espirituales, como tal vez insultos, malos tratos) de cierta manera mi pecado de contienda recibía su premio, pero si, ya viniendo al Señor, perdonándome él mis pecados, mi conducta no es cambiada a un espíritu manso dejando que el fruto del Espíritu de Dios, se manifieste en mi vida y, continúo haciendo lo mismo, sin ningún tipo de freno o límite, teniendo a Dios ahora; bien, entraré en la prueba de la disciplina del Señor, siendo la causa de ello, Yo misma.
Debo examinar mi vida y mi conducta, si determinadas situaciones se presentan y no logro solucionarlo; tal vez la raíz es espiritual pero debo identificar la fuente.
¿Cómo ministrar en estas situaciones?
1 Debo identificar el origen del problema.
2 ¿Cuál es la prueba que estoy pasando?
3 Debo dar una respuesta correcta, de acuerdo al problema
4. Mi actitud debe ser de alabanza y gratitud por la respuesta.
Todo aquello que Usted permita entre su persona y el Señor Jesús generarán obstáculos y dificultades en su vida espiritual, lo que tendrá consecuencias en lo natural, y en sus relaciones.
Si las mismas no son causadas por Usted entonces, no se obsesioné por ellas, levante sus ojos y fíjelos en las cosas de arriba; no esté pendiente en aquellas piedras (situaciones, oposiciones) que no vienen por su causa, Dios se encargará de ellas.
Colosenses 3:2 dice "Poned la mira en las cosas de arriba, y no en las de la tierra"
En este versículo tan sencillo, Dios, nos dio el secreto de la victoria sobre todas las pruebas y aflicciones:
Alce sus ojos: tendrá Victoria, Mire los obstáculos: tendrá derrotas.
Recuerde: ¡La alabanza en medio de las pruebas nos fortalece en la Fe, y nos prepara para la Victoria!
Dios la bendiga.
Pastora Sara Olguín
Consejería espiritual
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