"La mujer sabia
construye su casa; la necia, con sus propias manos la destruye."
Proverbios 14:1
Archi conocido
este proverbio por nosotras las Mujeres, ¿cuántas veces hemos
escuchado enseñanzas y prédicas sobre el mismo, en las reuniones de
Mujeres ¿verdad?
Así que ¡no podía
faltar! pero lo bueno es que así lo escucháramos tantas veces,
nunca dejó de darnos algo de nuevo; de hecho Dios me enseñó mucho en
la intimidad de mis devocionales acerca de este grandioso proverbio,
a medida que maduraba mi interés de construir una familia cristiana
que hospedaría al Dios de los cristianos.
Fue muy difícil para mí al
inicio, pero cuánto mayor era mi deseo visualizado de una Familia en
Dios, fui logrando metas.
Me gustaría hoy
compartirlo no solamente con mujeres sino también con todo hombre
que esté buscando: edificar una casa donde morar, una habitación
donde descansar, un castillo donde sentirse protegida o protegido.
Cuando Dios habla
a los redimidos por la sangre de su Hijo, y cuando el Hijo habla a
sus redimidos no mira su género, sea hombre o mujer, sino que los
llama con un solo nombre: Mi Amada, Mi Iglesia, La Esposa, la Prometida del Cordero.
Este proverbio
habla de dos tipos de Mujeres una sabia y la otra necia.
Las dos
tienen una casa que edificar, pero una la edifica, mientras que la
otra, en vez de construirla , la destruye.
Pero ¿habla este
proverbio, solamente de la edificación material de una casa o
también lo podemos aplicar en lo espiritual? Entonces ¿ de qué
casa hablaremos?
Mucho tiempo se
le atribuyó a la mujer, a causa de este versículo la edificación
de su casa, cayendo sobre ella toda la responsabilidad de la misma,
obviando la parte que también el hombre debía aportar, en la
edificación de ésta.
La casa
espiritual:
La casa para mí,
es la relación con Dios, y sus habitaciones, son las relaciones generadas a partir de uno mismo, y de aquellas otras, que surgen con
el resto, es decir con el prójimo. Los ornamentos con los que la
adornaremos serán los resultados de cada relación.
Contrariamente a
la importancia que nosotros, las personas, damos a la casa material,
ya sea por la necesidad de tener un refugio o un amparo , o por el
valor económico que nos gusta acumular, Dios, se lo da, a la
descendencia; la familia; la simiente; el templo.
Cuando la Palabra
habla de casa, se refiere en este sentido; es así como lo
encontramos aplicado a esta palabra "casa" entenderemos
entonces, cuan valioso, es para Dios su significado, y qué espera
Dios de nosotros, al dedicarnos con esmero para construir nuestra
casa.
Edificando las
habitaciones de mi casa
Es a partir de
dos personas que una relación existe, pues no existe la comunicación
de uno, siempre tienen que haber dos o más.
Cuando se logra
una comunicación, ésta ya esta construyendo una casa, "una
relación", que producirá una descendencia, es decir, dará un
fruto.
El fruto puede
ser una: familia, o una amistad, o compañerismo, o un matrimonio.
A esa casa, que
empieza a través de mi relación con Dios, le añado tantas habitaciones como relaciones edificaré en mi vida; así que ésta
puede ser edificada con sabiduría o con necedad.
Dependiendo de lo
que se emplee, se levantará, crecerá o se empequeñecerá,
empobrecerá, se destruirá.
Hay personas,
sean hombres o mujeres, que edifican sus relaciones, sin un poquito
de sabiduría.
Recordemos que según proverbio 1:7 " El
principio de la sabiduría es el temor a Dios".., y bien estas
personas construyen sus relaciones sin temor a Dios; quién no teme a
Dios, no cuenta con ningún tipo de límite o freno, ante la
posibilidad de dañar de palabra o de hecho a una o varias personas.
Al carecer o
ignorar o no creer en Dios, como Creador de todo carne, alma y
espíritu, viven esos vínculos sin pensar que algún día rendirán
cuentas ante el Propietario de todo ser viviente.
Al construir una
comunicación con otros, sin la sabiduría de Dios, se puede estar
fallando en dar amor por no tener a quién es : el Amor.
Entonces
encontramos a personas sacrificadas por otras, entregadas al trabajo
de cuidar de otros, etc, es decir "dando pero reclamando", o esperando en un
silencio victimario que algún día le levanten un monumento por la
vida sacrificial que ofrecieron hacia sus padres, hijos o conyúges. Pero también encontraremos personas que por el contrario, no saben poner límites a esas relaciones.
Podemos mirar 1
corintios 13 el hermoso himno al Amor, que nos pone delante del
Verdadero Amor quién da todo sin pedir nada a cambio.
Los mayores
problemas matrimoniales es a causa del reclamo de "lo que yo
hice por ti" . Lógicamente, el resultado es un matrimonio
dividido, aunque sigan juntos.
Ni hablar de las
otras habitaciones, como las relaciones suegros-nueras, colegas de
trabajo, vecinos, cuñadas-cuñadas, ¡uff es tremendo! Toda nuestra
vida esta basada en relaciones.
Pero Dios nos
enseña mucho con tan poco dicho:" La mujer sabia edifica su
casa :sus relaciones."
La mujer sabia hace habitaciones para
cada relación en las cuales todos tienen un espacio especial, se
sienten a gusto, y comprendidos, gozan de libertad, que pueden
expresarlo con los sentimientos y demostraciones de alta estima.
Leamos juntos
una historia de la escritura en 1Reyes 16:29, y allí encontraremos
a una mujer, muy conocida, llamada: Jezabel.
El nombre Jezabel
en hebreo significa tanto "baal es esposo" como también "incapacidad de cohabitar", esta mujer tenía problemas
para formar una familia, una casa, una descendencia, para dar lugar a
relaciones.
Jezabel, era una
reina, sí, hija de Et-baal, rey de los sidonios pero carecía de
la capacidad de compartir con otros sus dones, talentos, opiniones,
bendiciones, amistad, valores, amor, propósito, es decir fue una
reina y una mujer estéril. Con esto también añado; no es el grado
social, o intelectual que nos enseña a edificar relaciones, ayuda
sí, pudiera ayudar la educación, como otras cosas de nuestra vida,
pero sin amor a Dios, a uno mismo y al prójimo siempre quedará un
hueco en esas redes y será la falta del auténtico amor.
Continuando con
la historia, esta mujer no podía edificar habitaciones para nadie.
Su corazón era estrecho; solo había lugar para ella sola.
En aquel tiempo
refiere la historia de una persona física, pero hoy el mismo
espíritu de Jezabel, se mueve no solo en mujeres sino también en hombres.
No quiero entrar
en detalles sobre el espíritu de Jezabel, de manipulación y otras
cosas, solo lo tomo para dar a entender, como podemos estar
construyendo: casas vacías de habitaciones, de espacios, para
hospedar relaciones valiosas.
¿Cómo podemos
estar destruyendo neciamente con nuestras manos, la casa, que tendría que ser grande y de muchas habitaciones?
Jesús dijo: "en
la casa de mi Padre muchas moradas hay, voy y vengo"....(San
Juan 14:2).
Debemos tener la
misma actitud de nuestro Padre y ser capaces de dar morada a tantas
relaciones que están necesitadas de: valores de compromiso y
fidelidad, como las que mencioné al inicio y no neciamente
relacionarnos para obtener algo de ellas, como lo que pudiera ser
un mísero reconocimiento que no nos transformará para nada en
mujeres u hombres sabios.
Hoy a través de las famosas redes
sociales, como facebook, muchos pueden decir, engañándose a sí
mismos, "tengo tantos amigos" y vemos un número
¿y ese
número representan las habitaciones construidas de nuestra casa?
¿construidas en base del dar, manifestar, crear y tantas otras
cosas que sabemos hacen y establecen una amistad, le da un espacio
especial a cada uno?.
Proverbios 24:
3-4 nos dice 3-"Con sabiduría se construye la casa, y con
inteligencia se ponen sus cimientos; 4-con conocimientos se llenan
sus cuartos de objetos valiosos y de buen gusto"
La casa de la que hablábamos tiene cuartos, habitaciones, como aquella casa del Padre
en el cielo, tiene cimientos afirmados con la inteligencia, que es el
"saber apartarse del mal" tema que hablé en el artículo
"Sobre ti fijaré mis ojos". Sin la inteligencia esa casa
se derrumbaría, porque las relaciones con las cuales llenaríamos
nuestros cuartos o habitaciones de nuestra casa, correrían el riesgo
de contaminarse con el mal: - Mal genio, egoísmo, malos entendidos,
malos tratos, etc.
Pero también
necesita ser hermoseada, 1 Pedro 3:4 nos dice "sino el interno ,
el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y
apacible, que es de grande estima delante de Dios"
Este
versículo fue y es aplicado también a nosotras las mujeres, no
tengo dudas, pero también la Palabra se aplica a la Iglesia
(compuesta de hombres y mujeres) a fin que su corazón sea adornado
ante Dios, con este espíritu afable y apacible (contrario a aquel espíritu Jezabelico)
Hombres y mujeres deben adornar las
habitaciones (relaciones) de su casa, con este espíritu que nos
habla la carta del Apóstol Pedro; con tristeza vemos en la Iglesia
hombres que equivocadamente ejercen sus relaciones no haciendo
caso a este ornamento, pensando que es cosa de mujeres, y así
esposas, hijos, amistades, reciben todo lo contrario a lo que Dios
estima de su Iglesia.
Cierto que esta reflexión va mucho mas profunda, por eso les dejo el profundizar en
esto y más, a todos los que lean este artículo, y se sientan
Iglesia del Señor, y puedan decir como digo yo, " tal vez hay algunas
habitaciones que debo abrirles ventanas, para que la Luz entre,
ventilarlas con el Viento del Espíritu Santo y adornarlas con la
mansedumbre del Cordero."
Demonos una
nueva oportunidad mientras haya tiempo, no todo esta perdido, no te
preocupe el número de los que te conocen sino de los que tienen una
habitación para quedarse en tu corazón.
¡Levantémonos a
construir con sabiduría!
Dios te bendiga
Sara Olguín.
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