SALMO 139:1.."Oh
DIOS, tú me has examinado y conocido. 2.Tú has conocido mi sentarme
y mi levantarme; 3.Has escudriñado mi andar y mi reposo y todos mis
caminos te son conocidos...
11. Si dijere:
Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aún la noche resplandecerá
dentro de mí.
12. Aún las
tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo
mismo te son las tinieblas que la luz.
Ciertamente Dios
conoce al Hombre, y cuando reflexionamos en esto estamos hablando, no
del conocimiento físico, sino del interno.
Dios nos conoce
internamente, el sabe como fuimos formados en el vientre de nuestras
madres, por que El mismo que es la Vida estaba allí.
Pero Dios nos
conoce aún más profundamente, al punto de no haber nada, que
podamos esconderle, ni tampoco ningún lugar, en el que podamos
escondernos de delante de sus ojos.
El primer Hombre,
Adán y Eva, fueron creados por y en el Amor de Dios, con libre
albedrío y con un solo mandamiento, al fallar al mismo, se
escondieron de Dios detrás de un árbol.
El intento del
corazón del Hombre ha sido desde entonces, huir y esconderse,
esconderse y huir; física , mental y espiritualmente.
El Hombre en vez
de reconocer y sacar a la luz, confesando lo que le hace mal o
aquello que hizo mal, lo esconde: físicamente, emocionalmente, o
espiritualmente; porque en aquella primera transgresión al
mandamiento pierde algo que será muy difícil recuperar: la
Confianza en su Creador, en Sí mismo y en su Prójimo.
La consecuencia
de esto lo notamos sobre las generaciones que nos precedieron y en
las nuestras: Graves problemas de culpabilidad, de remordimientos, y
de hipocresía quitan nuestra paz: con Dios, con nosotros mismos y
con el prójimo.
Un hombre llamado
Moisés, se encuentra huyendo, al ser descubierto de un homicidio
cometido y escondido, tal vez debajo de las arenas del desierto de su
conciencia (éxodo 2:12); el temor y las tinieblas entre las cuales
había querido tapar este hecho se le transforman en maldición, lo
delatan y denuncian ante la luz del día, dice el salmo que habíamos
leído en el versículo 12.
Proverbios 28:1 dice"Huye el impío sin que nadie lo
persiga; .."
Y es verdad
porque, muchas veces nos hemos encontrado huyendo, creyendo que
alguien sabía o nos había visto hacer aquello que hicimos; pero
en realidad, huíamos de Dios, de quién nosotros sabíamos que
sabía...
En el salmo
139:13 dice" Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste
en el vientre de mi madre" y en el 16 "mi embrión vieron
tus ojos" ( o tu ojos me vieron cuando comencé a vivir)
Dos puntos muy
determinantes, decisivos, fuertes tienen estos versículos, dos
verdades:
1- Dios es omnisciente y omnipresente,
y su conocimiento sobre mí es alcanzado por estas capacidades de
Dios; El conoce la palabra antes de que la hable, mi sentarme y mi
levantarme; esto marca lo más íntimo de mi ser.
El sabe cuando
huyo, por qué huyo, de quién y de qué.
En un tiempo, antes de
conocer a Dios, consultaba a diversos psicólogos y ellos me decían
que solo podían ayudarme a que aquello que estaba escondido dentro
de lo más profundo de mí, pudiera aflorar a la superficie como un
corcho de botella flotando en el agua, pero que no podían hacer nada
más que eso: que yo supiera de qué huía. ¡Y nada más que para cargar
con esa culpa o remordimiento!
2- Que así como
El conoce lo más profundo del hombre y sabe dónde está, aunque
quiera esconderse detrás de apariencias y caretas, también Él es
el creador de la Vida, y que Él dio un lugar llamado: vientre de la
mujer, para generarla.
Nadie tiene autoridad sobre esa vida más que Él, nadie puede cortarla, quién lo haga iniciará una larga huida, y
las sombras no podrán esconderlo de los ojos de Dios, así como esa
Vida, ese Embrión era mirado por su omnisciencia.
Esta reflexión
va directamente a quienes van en contra de estas dos razones
fundamentales de Dios.
El nos dio vida y nos conoció.
Así como te
dio vida a ti y te conoce, no puedes cortar la vida que se gestó
por su voluntad dentro de ti ¡No tienes derecho!
Dios te quiere
evitar el dolor de vivir huyendo de ti misma, negando la culpa, y
escondiéndote detrás de depresiones, enfermedades, etc.
Él como lo
hizo con Adán y Eva, con Moisés, y con tantos otros, te llama para que puedas ser tú misma, y salir de detrás de aquello en te estás escondiendo.
Puede ser un falsa
libertad, una falsa confesión, o una falsa postura, sea cual sea la careta que te hayas puesto, Dios quiere sacarte de allí a libertad. La libertad de Dios es completa, no solo psicológica o mental, es libertad de tu alma, emocional y espiritual, es sanidad para tu cuerpo, ¡Es la verdadera paz!
Corre hacia Jesús y confiesa lo que hiciste
y detrás de dónde te escondiste.
Dios te llama para perdonar tu
pecado, si te arrepientes, y devolverte la paz.
Y a quién lea
este artículo y si por alguna razón pensabas en no dejar nacer a
quien ya vive en tu vientre te ruego, en el Nombre del Señor Jesús : DÉJALO NACER!
Dios te bendiga!
Pra Sara Olguín.
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